¡Que corra la pólvora, compañeras!

Y no lo digo porque seáis unas petardas, que igual, mira un poco también todas sino porque ¡hay que quemar cartuchos señoras! Deberías saltar de una etapa a otra, sin que te quedara una triste bengala en la caja. Todo quemado. Aniquilado. Explotado.

Y lo digo porque me encuentro en mi trabajo compañeras de 25 que no las sacas del Manta-Netflix y el “los findes son para descansar” y cincuentañeras haciendo twerking que me da dolor de caderas solo de verlas. Lo que mola es pasar de etapa con los deberes hechos para que luego no eches nada de menos y no aparezcan los fantasmas del “Y si hubiera…”.

¡Vamos compañera! ¡Sal un poco! Life is not only Netflix…

Mira, tienes la infancia para partirte la crisma. Caerte y levantarte. Los niños son de goma y aunque tu no te acuerdas, tú también lo has sido, de goma digo que niña por supuesto.

Robarle los juguetes a tu amiguito, pegar alguna que otra patada en la espinilla, echar tierra a los ojos, merendar nocillas y, en mi época no, pero válgame Dios ahora, las extraescolares que van a tener que quemar los niños de hoy en día.

Las fascinación de no conocer el riesgo

Y luego ya de cabeza a la adolescencia, a tener un pavo que ni te aguantas. A empezar a catar el alcohol, a darte el primer morreillo, a dormir en casa de tus amigas, o no. La disco, maquillarte junto a tus colegas y a hablar del buenorro de turno con tu best friend. Todo es una fucking fiesta porque tu cuerpo tiene un aguante que, tú aún no lo sabes, pero no tendrás nunca más.

Tía, ¡tenemos nuevo pintalabios para este finde!

De los veinte para adelante antes independizarse, ahora como mucho compartir piso. Escoger carrera, la Uni y sus fiestas, sus buenas borracheras con sus resacas y sus cafés con sal para espabilar. Despertar en la cama equivocada con la compañía equivocada. Trasnochar. Fiestear. Viajar. Vivir fuera de tu país. Hacer dos mil amigos.  Quema, quema, quema cartucho. Que después igual ya tienes muchos lazos para subirte a un tren cualquiera así como así.

Tía, tía ¡no te vas a creer donde he amanecido!

A partir de los 30 los caminos se bifurcan si tienes hijos pues tienes un pack de experiencias y si no os tienes pues te toca otro. Pero bien llevada es una buena época. Tu estas fuerte de cuerpo y con la patata un poco más centrada. Tienes planes, proyectos y curro, mucho curro. Yo diría que es la época de máximo esfuerzo en la vida porque cuando estás ahí es cuando hay que menear la sartén…

Sí, bueno, todo bien, tranquilita, voy haciendo y tal….

A los cuarenta si todo ha ido bien, deberías tener pareja, piso y un curro apañado, amen de los hijos medio crecidos para que no se hagan adolescentes cuando ya te estas jubilando. Esto es lo que marcan los cánones de la “normalidad” pero ¿y quién quiere ser normal? La realidad es que cada uno llega como puede: con un piso alquilado, sin coche, divorciado o con una docena de gatos en el salón. Pero lo importante es llegar.

¡Claro, sí! Tengo unos pequeños ahorros…

Si has ido quemando cartuchos adecuadamente ¡bien! porque los 50 son más de sentarte a ver los fuegos artificiales de tu trayectoria que de hacer la petarda. Y a disfrutar señoras, a disfrutar y a gozar esta etapa también. Que es época de recolectar lo sembrado.

Estoy lista. ¡Que empiecen los fuegos artificiales!

Excepto si te dejaste cartuchos en la recamara. Porque son como un boomerang ¡siempre vuelven!

En cuyo caso te vienen los “creo que no he vivido una vida intensa”, “he viajado poco”, “yo lo que quiero es salir de fiesta” o “me siento muy atada”. Y claro no esta el cuerpo para inter-railes, la cuenta corriente para fiestas ni el hígado para mucho alcohol. Y eso pesa.

Y ahí se lía la troca, porque te apetece algo de otra etapa. Que se puede hace ¡sí!  pero ya pagando peaje. Que la última vez que me dieron las 3am fuera de casa, tarde dos días en acordarme de mi nombre.

¡Quema, quema, quema! ¡Quémalo todo nena!

Así que compañeras de cualquier edad y etapa. ¡A quemar lo vuestro! ¡Que corra la pólvora! ¡Que no quede nada en la recamara! A tirar hasta la última bombeta.

Yo no es que haya llegado con todo quemado, ¡es que ni el mechero me ha quedado!

JonesONFire.

#YoNoSoyGente #YVosotrasTampoco.

¡Procrastinad, procrastinad malditas!

¡Madre mía, Madre mía! Si Vivaldi levantara la cabeza y viera lo que hemos hecho con sus “cuatro estaciones” y que solo le quedan dos, se hacía el harakiri.

¡Suena raro! Para mí que me faltan estaciones…

Porque no nos engañemos, será por el cambio climático o no lo será, pero primavera ya no tenemos. La ropa de entretiempo a mí me dura años, no me da la vida, ni los días para que se desgaste. Que un día te quitas el anorak y al día siguiente te pones las sandalias.

Que ahí tenías tú tus zapatitos cerrados y tus dos rebequitas preparadas para esos días primaverales en que se puede “ir a cuerpo” y que ven la luz dos días al año, porque al tercero se te cuecen los pies y la chaqueta la tirarías tan lejos que llegaría a Marrampiño.

Lo único que agradezco es que aquello de “verano eterno, por favor” va camino de hacerse verdad. Ya me perdonaran los pro mantita y Netflix que deben estar de los nervios viendo como el rey sol no tiene prisa por retirarse este año, pero yo estoy cual castañuelas.

A ver, ¿saco la ropa ya? ¿Y la manta? ¡Netflixxxxxxxxxxxxxxxxxxx!

El caso es que ayer a mitad de octubre en la playa se estaba divino y me parece a mí que como la castañera no se cuadre y de puñetazo en la mesa, este año celebramos Halloween a golpe de granizado.

Que, una cosa os digo, no hay nada como desubicar las tradiciones. Mis Navidades más maravillosas fueron las que en nochebuena estaba yo, canoa mediante, surcando los mares mejicanos y celebrando tequila en mano. ¡Qué días señoras! ¡Qué días!

Entre cantar el “hacía Belén va una burra…” o “la cucaracha”, pues no hay color, señoras. Me pido lo segundo con doble de sal y limón.

¡Sí! ¡Aquí! Otro tequila. ¡Cuidaooooooooooooooooooooooooo!

El tema es que este año uno de mis objetivos es acabar con la procrastinación. Materia, en la cual soy doctora cum laude. Así que con la llegada de octubre y todas las redes rezando el nada atmosféricamente real “Hola otoño” me dio por hacer el cambio de armario. Sí. Sí. Yo.

Yo que soy capaz de tener los guantes y los biquinis compartiendo amistad y cacho en la estantería. Voy este año y me supero: saco botas, jerséis, pijamas y ¡hasta las medias! En un domingo arrebataó.

Cambio de armario hecho. ¡Abajo la procrastinación, estoy de subidón!

Pues nada que he tenido que ir corriendo a rescatar sandalias y camisetas que parece ser que el calorcillo alarga y el famoso trench que todas tenemos en la punta del armario va a tener que seguir esperando. Porque otoño ya no tenemos.

Nos ha quedado un veroño largo hasta que un día cabroncete sin previo aviso te verás llegando a casa y queriendo un chocolate caliente. Eso o que llegue antes el cambio de hora que lo acaba de j*der todo. En todo caso, caca, ambas dos.

Bueno, toda esta verborrea para deciros PROCRASTINAD, PROCRASTINAD MALDITAS. Por una vez, esperarsus, esperarsus hasta el primer castañeo de dientes para hacer el cambio de armario, que no descarto que entre castaña y castaña haya chapuzón.

¡No! ¡No lo hagáis todavía compañeras!

Y oye y si de coger castañas se trata, esperad que saco unos copazos hasta que nos pongamos ídem. Aviso: ¡Quietas, paradas! Que a veces un poco de procrastinación es buena.

Vivaldi, querido, te queda el verano y el invierno ¡a ver que puedes hacer con eso!

Besos veroñales de Jones.

#YoNoSoyGente #YVosotrasTampoco

ASAMANTHAMIENTO

Apreciadas todas que os estáis peguntando que es eso del ASAMANTHAMIENTO.

Para entenderlo es necesario que en vuestras mentes esté instalada alguna que otra temporada de Sex in the city y que hayáis sido atropelladas por la menopausia como es mi caso. Ambos requisitos son necesarios.

Definición: Dícese de la acción de convertirse en Samantha Jones.

Me explico.

Durante los tres años que ha durado el periodo en que mi regla empezó a dar por cul* y que finalmente #GradiasADiosBendito decidió abandonarme forever and ever, han pasado muchas cosas, pero principalmente a destacar es la bajona generalizada que te da respecto de tu propia percepción corporal y de la vida.

Por eso, amiguis que estéis pasando por ese momento, os diré dos cosas.

La primera: mover el cucú. Las endorfinas son restauradoras, moralmente hablando.

A menear el cucú señoras ¡que no hay nada mejor para una bajona!

Y dos: tener buenas amigas. De esas que os recuerden que sois las putas amas y que este tramo de la vida es transitorio.

Una de ellas siempre solía decirme: “Tía cuando pases los 50 y la señora de rojo se vaya con viento fresco, te vas a ASAMANTHAR y no te va a soplar ni Dios”.

Tú lo escuchas, pero en tu miseria momentánea, tú quieres seguir siendo Carrie. Molona, flaca, sofisticada y bla bla bla.

Pero el tiempo pasa. Y sucede. J*der, sí sucede. Y te entra un poderío que todo-lo-puede y un ASAMANTHAMIENTO que lo flipas.

Sí, sí, tía y me llegó el asamanthamiento y lo fipé.

Efectivamente tú ya no eres tú. Ni eres Carrie. Eres la poderosa Samantha Jones. Sí, lo sé, ahí tengo ventaja, porque Jones ya lo era y solo necesitaba que Samantha me poseyera. Y sucede…

No dudas en tus decisiones. Dices lo que quieres. Te juntas con quien te apetece. Dices no a bocajarro. Te permites caer mal. Te da absolutamente lo mismo que te juzguen y que se vayan a casa con una idea equivocada sobre ti. Es más, te da igual que tengan una idea equivocada de ti el resto de sus vidas.

Tienes una lucidez fantástica a la hora de escoger de quien te rodeas y una intuición que te avisa de la-que-se-avecina con horas de antelación. No intentas convencer a nadie de nada. No pierdes el tiempo discutiendo. No dedicas energía a quien no se la merece. En definitiva…

La bajona se ha ido y tú estás lista para volver a comerte el mundo y esta vez con guarnición. ¡Yeah!

Querida, a mi como si me odias el resto de tu vida…

El caso es que están llamando a mi puerta esas amigas que me iban por detrás en el tiempo y a las que les ha llegado su momento oscuro.

Compañeras que estéis en la antesala: Respirar hondo porque al ASAMANTHAMIENTO se llega. Y como me dicen algunas: “Tú has abierto la puerta: Guíanos”. ¡Ja! Y es que nada como hacer un cocktail explosivo: reírte de ti misma y confiar en ti al mismo tiempo.

El ASAMANTHAMIENTO es el nuevo empoderamiento pero con más glam, con más tacón, con más morro (sobre todo rojo) y con una dosis extra-canalla. Y mola. Mola muchísimo.

Así que compañeras lo que se suele decir: para pasar el otro lado del río hay que perder pie en algún momento o como a mí me gusta decirlo: para que llegué Samantha hay que soltar a Carrie.

Aquí os espero, ASAMANTHADA toda.

#YoNoSoyGente #YoSoySamanthaJones

Siembro nitos, cojonitos. Siembro nazos,…

Es septiembre y toca hablar de objetivos. OMG! Yo paso. Señoras, esto está más manido que “la vuelta al cole” de El Corte Inglés. Yo los objetivos me los paso por debajo del puente sobre el rio Kwai.

De hecho, tengo una noticia buena y otra mala sobre este tema.

¿Cuál queréis primero? ¿la mala? Joder. Que obvias. Venga.

La mala es, querida: que si tú quieres cumplir tus objetivos no hace falta que sea septiembre ni enero ni 15 de marzo ni la Virgen de la Inmaculada. Hace falta que te arremangues hasta el codo, que estés dispuesta a mantener conversaciones incómodas, algún que otro momento tenso, ciertos ratos de oscuridad y algún que otro desvarío mental del nivel de-esta-se-me-va-la-pinza.

Hace falta que te metas en el barro y barrees cual cerda. Y que te pongas un par de rodilleras porque alguna ostia te vas a meter. Que defiendas tus intereses. Que luches por lo que quieres ser / tener / hacer en la vida y dejes de excusarte en el fucking septiembre y en los “ya empiezo el lunes”.

Ya si eso empiezo mañana. O antes de que acabe Septiembre. Ya lo voy viendo…

Te aseguro que hay luz al final del túnel como te aseguro que hay túneles de muchos kilómetros que podrían hacerte perder la fe. Ahí es donde se gana la paciencia pero sobre todo la resiliencia. Así que asúmelo compañera. No hay septiembre que valga sino te pones manos a la obra.

Si no meneas el cucu aquí no se materializa nada. En resumidas cuentas: si el tema depende de ti y solo de ti: ¿necesitas de verdad que un mes te indique el pistoletazo de salida?

La buena noticia es: Compañeras ¡que jodidamente creativas sois todas!. Sí, si compañera: tú. Tú que crees que tienes creatividad cero. Que no sabrías escribir, que no estás muy puesta en esto o no se me ocurre aquello, pero…

Se te presenta un objetivo que no te apetece, a pesar (¡ojo al oxímoron vital!) que te lo has puesto tu misma y no solo eres capaz de procrastinar a nivel pro, sino que tu inventario de excusas en canal dejaría con el culo al aire a los creativos de Walt Disney.

Somos creativas chicas: Inventamos excusas a capazos.

Acojonante. El otro día estaba en una tienda y entro una señora a devolver una blusa que le habían regalado y no le convencía. Setecientas cincuenta y seis excusas llego a poner la señora de marras para justificar el cambio de prenda. Con lo fácil que es asumir: “Mira me han regalado este trapo que no me mola, me llevo uno más al gusto”.

Te aseguro que me maravillo la velocidad con la que su cabeza encontraba excusas para validar el cambio. Yo la hubiera contratado para un departamento de Marketing. Ideas a borbotones.

A ver, me pregunto yo, ¿porqué no cambia la fuck*ng prenda y deja de soltarme su rollo?

Llegado este punto, yo cambio objetivos por GANAS. Y por claridad. Y por saber lo que se quiere en la vida. Y por sembrar lo que quieras recoger.

Como diría mi abuela: Siembro nitos, COJONITOS, siembro nazos, COJONAZOS.

Tu veras compañera que tienes en tus campos. Siembra lo que quieras menos la duda.

Que no tenemos edad para quedarnos con ganas ni dudas de nada. Así que prueba, ensaya, rectifica, fracasa, corrige, escoge de nuevo. No te está juzgando nadie. Solo tú. Así que no seas muy dura. Date manga ancha para todo que la vida es la fucking ostia cuando te permites vivirla a full.

Siembro nitos, cojonitos. Siembro nazos… yes! Right!

Tengo un campo de nazos sembrado para este último trimestre y una de proyectos locos por desarrollar, que como solo la mitad vean la luz, me salgo de mi orbita.

Estoy que me exploto encima y septiembre es lo de menos.

¿Objetivos? Naaah!. Llámalo ganas.

Y tú, ¿tienes ganas?

#YoNoSoyGente #YtúTampoco #YoSiembroNazos #MételeGanas