Querido Diario Virtual,
Ando de nostalgia subida. No es que no esté feliz y que cualquier tiempo pasado sea mejor. Que no va a ser eso, pero que hay unas cuantas cosas que una echa de menos.
Como comerme cuatro tigretones o cuatro bonys. O dos de cada y no engordar ni un miligramo porque el metabolismo estaba por la labor y hacía sus quehaceres. Que me gustaría a mí saber a qué se dedica en estos momentos que engordo con solo esnifar un Sacher. ¿de vacaciones?
Y mientras aún recuerdo mi primer morreo con mi por aquel entonces mal llamado novio, frutero para más señas, me doy cuenta que una cosa es el destino que tu esperabas y otra cosa la realidad pura y dura.
Cansada estoy de contestar la pregunta de marras en las entrevistas: “¿pero tu como te ves dentro de cinco años?”. Ayss amigo, si quieres te cuento mejor como me veía yo con esta edad, todo lo que no ha sucedido y porque estoy hablando contigo.
#AlPróximoQueMeHagaEstaPreguntaLoPeino #OMejorLoDespeino
En fin, que tanto desasosiego, me ha dado hasta por mirar el horóscopo para ver si veo mi futuro más claro digo yo y me creo a pies juntillas todo lo que allí pone, porque en algo hay que tener fe y la mía la voy perdiendo por las esquinas a la misma velocidad que Paquirrin el pelo.
Será por eso que me invade la nostalgia de mis quince, mientras cantaba con furia “¿A quién le importa lo que yo diga? ¿A quién le importa lo que yo haga?” Y comía bocatas de chorizo en el patio del instituto sin más preocupaciones que no fueran que la entrada a la discoteca fuera gratis el domingo porque la paga no me llegaba.
A los veinte aún pensaba que me iban a descubrir como a Cindy Crawford. Gastaba yo por entonces una melena pantojil hasta la cintura y unas cejas modelo Yeti que alucinas.
Pero por aquel entonces las neuronas estaban blandas pero las carnes duras, así que todo valía. Hasta tripa enseñaba.
Los veinticinco me trajeron un novio representante de charcutería con un fuet espectacular. Bueno y la sobrasada ni os cuento. Todos los viernes con el beso de inicio de fin de semana venia el paquetito de embutidos. Mi madre feliz y yo cogiendo kilos a destajo. Menos mal que aquello fue un amor imposible y yo volví a mi peso y mi madre a su carnicería habitual.
A los treinta llegas con cierto nivel. Te crees adulta. Mayor. Lo pienso ahora y me descojono toda. Yo los cumplí con cierta sensación de toma de decisiones. Que si hijos, que si casarse. Mother of God. Si hubiera podido venir mi yo del futuro y decirme: “Relax chata, que tu ni vicaria ni retoños. A lo tuyo. A viajar”. Pero no. Y la mente seguía haciéndose preguntas y todos los de alrededor haciéndomelas a mi.
A los cuarenta, eres la puta ama. No te sopla nadie. Sabes lo que quieres y desde luego lo que no. Lo que buscas. Lo que tienes. Lo que eres. No tienes sentido de la vergüenza. Tienes opinión propia. Te resbalan la mayoría de opiniones y te importa solo lo importante. Es la leche. Las neuronas a tope, pero las carnes desmantelándose. ¡Es que no podía ser tan ideal!
A los cuarenta y siete, ya con buenas vistas a la planta quinta, lo que quieres es vivir bien. Relativizas a tope mientras te apuntalas la cara y te cuestionas el botox. Algunos sueños se han cumplido y muchos aún en el tintero. La celulitis es un mal menor y faena tienes para meter a las hormonas en vereda.
Lo único que te falta es un pavo preguntándote “¿Y tú como te ves dentro de cinco años?” La última vez contesté: “Pues claramente me veo con 52” mientras en mi interior pensaba “y a ti te veo calvo”. Basta ya de preguntas absurdas chato que no soy Aramis Fuster ni tu Rappel.
#AsíVanASerAEstePasoLasEntrevistasDelFuturo #LlévateLaBolaParaConsultas
Que cansinismo con el tema del futuro. Como si pudiéramos dominarlo. Como si dependiera de nosotros. Como si tuviéramos mano…
A ver, vamos a ir viviendo y ya si eso ¡lo vamos viendo! ¿no os parece?
#YoNoSoyGente #YAdivinaMenosAún
Ay, querida Jones, cuánta razón tienes. Yo, debo confesarlo, algunos fines de semana me zampo varios Bonys y Panteras Rosa. Otra cosa es adónde van a parar.
Si a mí me hubieran dicho que Scott Schuman nos uniría…
¡Besos!
Lo que unió Schuman que no lo separe el hombre. Por cierto, Agustín, malas noticias…¡tengo una ligera idea de adonde van a parar esos bonys y panteras rosas! y…¡no te va a gustar!
Buenísimo el post Alícia.
Aunque con algún año mas siento exactamente lo mismo.
👍👍
Aysss, hija, si es que de pronto estas tu en el coche conduciendo y ponen una canción que te da un sopapo de recuerdos que te marea. Lo que viaja uno con la música no tiene nombre…