¡Procrastinad, procrastinad malditas!

¡Madre mía, Madre mía! Si Vivaldi levantara la cabeza y viera lo que hemos hecho con sus “cuatro estaciones” y que solo le quedan dos, se hacía el harakiri.

¡Suena raro! Para mí que me faltan estaciones…

Porque no nos engañemos, será por el cambio climático o no lo será, pero primavera ya no tenemos. La ropa de entretiempo a mí me dura años, no me da la vida, ni los días para que se desgaste. Que un día te quitas el anorak y al día siguiente te pones las sandalias.

Que ahí tenías tú tus zapatitos cerrados y tus dos rebequitas preparadas para esos días primaverales en que se puede “ir a cuerpo” y que ven la luz dos días al año, porque al tercero se te cuecen los pies y la chaqueta la tirarías tan lejos que llegaría a Marrampiño.

Lo único que agradezco es que aquello de “verano eterno, por favor” va camino de hacerse verdad. Ya me perdonaran los pro mantita y Netflix que deben estar de los nervios viendo como el rey sol no tiene prisa por retirarse este año, pero yo estoy cual castañuelas.

A ver, ¿saco la ropa ya? ¿Y la manta? ¡Netflixxxxxxxxxxxxxxxxxxx!

El caso es que ayer a mitad de octubre en la playa se estaba divino y me parece a mí que como la castañera no se cuadre y de puñetazo en la mesa, este año celebramos Halloween a golpe de granizado.

Que, una cosa os digo, no hay nada como desubicar las tradiciones. Mis Navidades más maravillosas fueron las que en nochebuena estaba yo, canoa mediante, surcando los mares mejicanos y celebrando tequila en mano. ¡Qué días señoras! ¡Qué días!

Entre cantar el “hacía Belén va una burra…” o “la cucaracha”, pues no hay color, señoras. Me pido lo segundo con doble de sal y limón.

¡Sí! ¡Aquí! Otro tequila. ¡Cuidaooooooooooooooooooooooooo!

El tema es que este año uno de mis objetivos es acabar con la procrastinación. Materia, en la cual soy doctora cum laude. Así que con la llegada de octubre y todas las redes rezando el nada atmosféricamente real “Hola otoño” me dio por hacer el cambio de armario. Sí. Sí. Yo.

Yo que soy capaz de tener los guantes y los biquinis compartiendo amistad y cacho en la estantería. Voy este año y me supero: saco botas, jerséis, pijamas y ¡hasta las medias! En un domingo arrebataó.

Cambio de armario hecho. ¡Abajo la procrastinación, estoy de subidón!

Pues nada que he tenido que ir corriendo a rescatar sandalias y camisetas que parece ser que el calorcillo alarga y el famoso trench que todas tenemos en la punta del armario va a tener que seguir esperando. Porque otoño ya no tenemos.

Nos ha quedado un veroño largo hasta que un día cabroncete sin previo aviso te verás llegando a casa y queriendo un chocolate caliente. Eso o que llegue antes el cambio de hora que lo acaba de j*der todo. En todo caso, caca, ambas dos.

Bueno, toda esta verborrea para deciros PROCRASTINAD, PROCRASTINAD MALDITAS. Por una vez, esperarsus, esperarsus hasta el primer castañeo de dientes para hacer el cambio de armario, que no descarto que entre castaña y castaña haya chapuzón.

¡No! ¡No lo hagáis todavía compañeras!

Y oye y si de coger castañas se trata, esperad que saco unos copazos hasta que nos pongamos ídem. Aviso: ¡Quietas, paradas! Que a veces un poco de procrastinación es buena.

Vivaldi, querido, te queda el verano y el invierno ¡a ver que puedes hacer con eso!

Besos veroñales de Jones.

#YoNoSoyGente #YVosotrasTampoco

2 thoughts on “¡Procrastinad, procrastinad malditas!

  1. Incluso aquí sigue siendo verano 🤦🏻‍♀️🤦🏻‍♀️🤦🏻‍♀️ Ni se si me está molando o dando pánico

  2. Es verdad que a nosotras nos viene bien porque somos de calorcito, pero las estaciones se han reducido y eso no es bueno.

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s