Querido Diario Virtual,
Me han cogido todos los males. No sé qué me ha pasado esta noche. Ayer me acosté siendo una madurita interesante y me he levantado siendo una abuela apuntalada.
Que sí, que sí. Que a mí me parece bien, lo de que a esta edad lo que vende es el carisma y la personalidad. Y de hecho doy fe, pero…
A ver que tendrá que ver la velocidad con el tocino. Me siento carismática y potente. Pero apuntalada por todos los costados y con riesgo de derrumbamiento.
Estoy pensando seriamente en el Botox. Y me preocupo a mí misma. No es que yo predicara: “yo no, nunca”. Era más bien de “quizás”. Pero ahora estoy muy obsesiva con el tema.
Que voy por la vida mirando a la cara a la gente e intentando adivinar si llevan sus arrugas de serie o se han rellenado alguna. A mí no me molestan mis patas de gallo, bueno un poco sí.
Tampoco los mofletes se me están cayendo cual perro San Bernardo, aunque preferiría estar estiradita como un galgo.
A mí lo que me molesta son los surcos de la frente que parecen un campo arado. Que entre uno y otro hay profundidad para que quepa el tractor amarillo y uno de color verde a su lado.
A ver el problema que yo le veo a todo esto es que Belén Esteban, a modo nacional y Nicole Kidman en el apartado internacional han hecho muy daño porque se han convertido ambas en el muñeco diabólico. Pero mira ahí tenemos luego a nuestra Pe que sus estiramientos se habrá hecho pero sigues siendo capaz de reconocerla por la calle.
Por si fuera poco, tengo además que superar el miedo a la aguja. Porque claro que digo yo que el botox no te lo escancian como la sidra sino que te lo ponen con tremenda jeringa que ni los yonquis de los noventa.
Tendré que hacer meditaciones sobre la aceptación. Quince minutitos para aceptar todas las canacas que se resisten hasta al tinte más potente. Quince minutitos para los flotadores rollizos que ahora mismo me salvarían de cualquier naufragio. Quince minutitos para los columpios de los brazos, quince para las rodillas arrugadas… ¡A ver! Echad cuentas. Necesito una jornada laboral solo para meditar y aceptar todo lo que se me está viniendo abajo.
Eso o convertirme en mi hermana adolescente del tirón y dejar de pensármelo tanto. Bueno me he dado de margen hasta verano para pensármelo. Si me atrevo no sé si lo contare. Así que si nos cruzamos por la calle y no me reconocéis ¡ya os saludare yo!
#YoNoSoyGente #SoyUnSanBernardo #VivoApuntaladaConRiesgoDeDerrumbe
jaaaa que bueno ,yo tambien soy un san bernardo total, jaaa, a mi lo que me molesta es el contorno del labio, lo que viene siendo el famoso código de barras, que ya podía ser nuestra seña de identidad pero no, es un ascazo y pareces la señorita rotenmeyer ( se escribe asi???) yo estoy seriamente considerando el relleno de hialurónico para esa zona, que los 50 me han caído de sopetón y esto no hay quién lo resista juassss
Ayssssss hija, yo he descubierto la radiofrecuencia y soy feliz cómo una pérdiz. Que yo soy de las que la aguja me espanta. Así que de momento voy a ir tirando así hasta que el código de barras ya me identifique en una máquina de súper… ¡resisteeeeeeeeeee!
Qué bueno…Mira yo lo del columpio de los brazos no sé si me pasa pero yo tengo últimamente la obsesión de verme los brazos enormes, a lo “brazo-pierna”…y además en las fotos si te enfocan raro todavía se ve más…😜 (Suerte que se pueden cortar las fotos eh! Casi en todas mis fotos salgo manca jajaj)…Pues eso que cada una tiene sus manías y las distorsiona más o menos en base al estado de ánimo (aunque el brazaco está eh!, pues como las lorzas, que no son virtuales son reales). En fin, primera vez que te leo, eres muy diver, y a mi tb me pasan cosas siempre… a lo bridget, y lo bien que lo llevamos. ❤️❤️
Ayssssssssss! Lo que me he reido con el brazo-pierna ¡yo no lo hubiera dicho mejor! A veces pienso ¿pero esto es el brazo o el muslo? En fin, que habrá que llevarlo con toda la dignidad que se pueda… Oye, y si te ha tocado ser otra Bridgte pues… ¡a disfrutarlo, oíga! Encantada de que te hayas pasado por mi blog.