Ando echando de menos los taconazos y los morros rojos. El vestirme cada mañana buscando el bolso que mejor le cuadre al look y el echar un vistazo de reojo al tipo que está parado en el coche de al lado en el semáforo mientras me hago la interesante.
Pero ahora que tiro de bambas porque todo lo hago caminando y los morros con la mascarilla no se ven, cualquier ocasión es buena para salir a lucirse y a marcarse una putivuelta, aunque sea en el restaurante de menú casero.
¿Un ibuprofeno? Yo lo que necesito es pintarme los morros rojos.
Y es que de eso mi amiga Laura, sabe un rato. Por eso me lleva a restaurantes donde lo de menos es el platillo y lo de más la visión de personal masculino interesante.
Que hemos sustituido lo de “nos damos una vuelta” por “voy al lavabo, echo un ojo por el camino y luego comentamos” y los gin-tonics cortos que nos servían aquellos camareros más bien largos por traguitos al vermut para que el camarero guaperas nos lo reponga rápido.
Bueno, pues voy al lavabo a simular putivuelta cual reina, luego te cuento.
Que corren tiempos de hacer de tu capa un sayo y yo soy de las que con los restos del naufragio me hago una cabaña. Yo lavo mis penas en la piscina a base de brazadas de crol y mojo mis alegrías en el café de las 9 antes que el toque de queda me cierre el bar.
Tiempos de darte la vuelta como un calcetín buscando en el interior lo mejor de ti misma. Momentos para tragarte la incertidumbre y escupir bien para fuera la ilusión. Y es que lo de AUTOmotivación no es porque venga en coche precisamente.
Y escribo todo esto porque en estos días raros a mi las “amiguis” me están salvando la vida. Y más en concreto las “perriamigas”, que ya sabemos todos que ese sobrenombre hay que ganárselo a pulso.
Esas llamadas en las que te descojonas, esos chinchin, aunque sea con vino de la casa, esos “tía, tía, tía, no sabes…”, esos “lee tu el menú que yo no veo un carajo” y añade los “está todo tan triste que para un momento que he salido me he tenido que comprar una falda”.
Y tu asientes a todo con aplomo y esa expresión de “Pues claro que sí, coño”, levantas la copa y ese “por nosotras” dicta sentencia.
¡Pues claro que sí, tía! ¡Bien hecho!
Y es que en estos momentos en que nuestras vidas se han vuelto #minividas es cuando esas #maxiamigas valen su peso en oro. Ojalá que ellas piensen lo mismo de mí (aviso que en estos momentos y con lo que me he engordado mi peso en oro sería muy interesante).
Gracias a todas las que hacéis mi vida un poco más llevadera. Un día, espero que no muy lejano, pensaremos en todo esto y nuestro descojone será épico. Pero mientras tanto, no dejemos de comer croquetas cada vez que nos dejen.
Buenas noches bonitas.
Querida perri amiga: el querer es mutuo! Hay que aguantar la parada con esos medio días que parecen viernes sabado noche y darlo desde el vermut hasta el postre. Y así cada viernes que se tercie hasta que vuelvan los Friday night y las stacations 😂😂. suena a planazo para mi. Se te quiere, perri amiga 🥰😘😘
Ayssss compañera ¡se te quiere a ti también! habrá que seguir tirando de mediodias de menús caseros hasta que vuelvan las noches de desenfreno.
Vivan las maxiamigas incluidas las virtuales 😃👏💪🏼💃🏻💃🏻💃🏻
Claro que sí! Que las virtuales también molan y mucho!!!
Vivan las croquetas, los vermuts y las perri amigas!!!
eso. eso ¡Que vivan! Madre mía ¡Que ganas de croquetas!!!