Good night preciosas.
Otro finde que se va con más pena que gloria. Con más Netflix que fiesta. Con más vino que infusiones. Y es que no le vamos a pedir peras al olmo. Así ha pasado y así se lo hemos contado.
Acabo de venir de dar una BARRIOVUELTA con el sargento. Bueno, el ha dado un paseo y yo he hecho una maratón a su lado. No sé cómo explicarle que su zancada es dos de las mías y que si él aprieta yo literalmente tengo que empezar ya el modo running.
Yujuuuu! Otro finde de pura diversión!!
Que hay veces que digo yo: ¿Qué me enamoraría a mi de este hombre? La respuesta no puede ser más burda: la altura. Si es que mira que era simple a los veinte. Buff. Bueno, bueno que tampoco es que la evolución se haya cebado conmigo precisamente.
Pues eso, que hemos pasado por un escaparate y he visto estas dos sillas y me he acordado de cuando en cuarto de EGB tuve que elegir entre marquetería y bordados.
Antonioooo, espera!! Déjame mirar éste escaparate que me ha venido un recuerdo…
Elegí marquetería. Bueno, eso no es del todo cierto. En realidad, elegí bordar un maldito Tu y Yo en punto de cruz.
Rompí tantas agujas y me las clavé tantas veces en el pulgar, que tuve que abandonar a riesgo de hacerme una carnicería. Bueno, y porque no había manera de quitar la sangre del mantelillo en ciernes. Así que le pedí a la profe si podía cambiar.
¡Menudo rollazo! ¡Que tengo el dedo cómo un colador!
Mala decisión. Marquetería es muerte. La paga semanal fundida en sierras de dientecillos. Menos mal que solo eran dos sillas si tengo que hacer algún otro mueble, me sierro las manos.
Al final me tuvo que ayudar mi abuelo, porque aquellas piezas luego no encajaban entre sí ni de broma. ¿Qué digo yo? ¿Qué necesidad hay? ¿Qué edad tendría yo? ¿Diez?
Abuelo, ¡ya verás que con ésta sierra va a ir mejor!
Desde entonces odio las manualidades. Todas. Sin excepción. Y eso incluye cocinar. Pánico a rebanarme el dedo con un pela zanahorias.
Por cierto, voy a ver que está cocinando el sargento y a hacer ver que echo una mano. Si es que yo iba más para actriz…
pufff pues yo si no es por la cocina creo que ya me habría tirado del cuarto abajo, yo que me recorría media España con el partenaire que da conferencias aquí y allá y yo mientras me turisteo el planeta ahora es como que me corroe la ansiedad viva, no se cuanto más podré resisitir este sinsentido sinfuturo sinsabor sinná. Sigh! Cualquier tiempo pasado fue mejor…Me vengo abajo pero es que.. y encima todo el fin de semana lloviendo, que pa una vueltecita que nos dimos ayer por la city volvimos a casa pingando, hasta granizo nos atizó encima. Omg! S.O.S
Ya es mala suerte!!! Salir a dar una vuelta y volver empapados. Pues yo en la cocina me entretengo cero pelotero. Voy a caminar que también desahoga mucho. jajaja.
Yo he odiado las manualidades toda mi vida, y cada vez más
A mí ¡ni que me paguen!