Señoras y caballeras,
Hablemos de hacer el 4 de Julio el cambio de armario, aquí en Spain, con el calor que cae. Ahí los americanos celebrando lo suyo y tú brindando porque por fin después de deslomarte durante cuatro horas, has puesto cierto orden en tu armario, en tu vida.
Porque si dicen que tu mente está como tu casa, la mía estaba en esos momentos gritando “a euro, a euro”, del mercadillo cerebral que tenía montado.
No llamemos despiste a lo que tiene por nombre procrastinación máxima.
Una cosa es no hacer el cambio de armario en abril, porque el tiempo aún está removido. Otra cosa es aguardar lo de “hasta el 40 de mayo, no te quites el sayo” que ahora con el cambio climático además tiene todo el sentío. Y otra cosa muy diferente es que ya es casi el 40 de junio y aún se te caen los jerséis de lana cuando abres el armario.
Pues me parece que esto ya no puede esperar más…
Y además al menos en mi caso, tengo que hacerlo del tirón. Porque yo tengo las cosas aquí, allá y en todas partes. Lo que se viene conociendo por una colonización total de la casa que ríete tu del amigo Colon y su desembarco americano..
El caso es que la cosa requiere energía, porque una clase de TBC no le llega ni a los tobillos al susodicho cambio.
Para empezar, saca ropa a mansalva y haz despliegue encima de tu cama hasta que esta ni se vea, solo se intuya. Luego cambia la ropa de estación y aprovecha esa percha para colgar cinco abrigos y chaquetas de invierno, que pesan la vida. Y te vas haciendo levantamiento de perchas de un lado a otro. Los bíceps baldados.
Ese momento #semascalatragedia en el que todo está fuera de su lugar…
Y luego las cosas más livianas para el altillo. Sube al altillo, baja al altillo, sube al altillo, baja al altillo; por esa escalera de tres escalones en la que te juegas la vida a cada dos camisetas.
Aquello parece una clase de steps, que, si te pones un poco de música animadita, te da hasta para coreografía. Ahí lo dejo.
Luego haríamos un poco de “marcha rápida” por el pasillo, mientras intentas distribuir las prendas por cualquier habitáculo con capacidad contenedora que te sale al paso, a la par que te maldices por no vivir en un castillo. En cuyo caso, simplemente te cambiarias del ala norte al ala sur y no habría necesidad de este cambio agotador.
Lo de cambiar los zapatos es de traca. Vacía unas cajas y vuélvelas a llenar. Agáchate y vuélvete a agachar, que las sandalias bonitas se tienen que estrenar. Rotas me han quedado las rodillas.
Y ya cuando parece que la tragedia que se mascaba empieza su retirada: dóblalo todo.
¿En serio hay que doblar todo eso?
Y entonces es cuando guardas un minuto de silencio por esas dependientas de Zara que se la pasan plegando lo que tu dejas en el vestuario.
Y pliegas unos mejor y los últimos ya peor. Y el resto van a “moñigo”. Total, lo tendrás que planchar cuando lo vuelvas a sacar. Te auto convences y recoges como puedes.
Por alguna razón desconocida, y aunque siempre te faltan perchas, cuando acabas de hacer el fondo de armario, te sobran 600 que no sabes dónde poner y que cobijas ahí re-que-te-apretujadas ya en un armario cualquiera, porque la espalda está en un quejío y a ti te duele hasta el aliento.
Que gustico ¡todo en ordén!
Y ya estaría. Tres semanas de julio que te quedan. Agosto te lo pasas en pareo y en septiembre por las noches refresca. En un pis-pas se te va a venir un nuevo cambio.
No me digas más. Lo veo venir. Junto con el primer anorak te cae encima el biquini de marras.
Necesito ese castillo y, si no va a ser viable, dos armarios más, aunque sean de Ikea.
Que estoy por mudarme a Canarias que tienen siempre la misma temperatura, ergo, el mismo armario todo el año.
Eso sí, el gustico que me da ahora por las mañanas, abrir las puertas del armario es brutalísimo.
Feliz verano, nenas. No os demoréis más, que se os junta el tema con el armario de otoño.
Tengo 3 armarios llenos para no hacer cambio de temporada xq total aquí de verano usas 3 días pero necesito otros dos armarios más o un nuevo trastero, léase dúplex con 6 habitáculos y un vestidor tamaño campo fútbol , omg que Diógenes tengo 🤦🏻♀️
Mira, he tardado tanto en contestarte que ya casí podemos hablar del cambio de armario a otoño… jajajaja. No me hables de Diogenes, que podría montar un Zara yo solita…