Hay semanas y semanas. Semanas que pasan volando. Semanas que parecen meses y semanas de insomnio continuado que tienen como función acabar contigo. Así fue mi pasada semana, días y días sin pegar ojo y en plan arrástrate-como-puedas hasta llegar el viernes.
Sobreviví para contarlo, por eso… ¡os lo cuento!
Lunes
“Son las 5 de la mañana y ya no he dormido nada, pensando en tu presencia, la lalalala la…”, rebota en mi cabeza la letra de está bachata a la vez que el sonido del despertador.
¿Ya son las 5? #mecagoentodo pero me levanto. NO he podido pegar ojo. Vale, me pegué un siestón de domingo digno de ser calificado como hibernación, pero es que si una no se puede permitir esta licencia en domingo… ¿cuándo pues?
Consecuentemente me fui a dormir descansadita y con los ojos como un búho con la esperanza de que mientras iba pensando qué me pondría al día siguiente me iría venciendo Morfeo. Cagada.
Sin pena ni gloria ni brazos de Morfeo amanecí a ese feo día llamado lunes. Ala pues. A darlo todo.
Martes
No puedo creer que no haya pegado ojo. Después de lo que fue un lunes absolutamente penoso en la oficina con riesgo de desnucarme contra el teclado y tener que lavarme la cara hasta borrarme el rímel. Llegué a casa, limpié, hice la compra, fui al gimnasio, cene, morí en el sofá.
¿Qué tiene el traslado sofá – cama que desvela? No fastidies. Si fuera la casa de la Preysler y tuviera que ir al “ala norte” donde está mi habitación lo entendería. Pero en mi pisín, ese traslado son 5 segundos escasos.
Doy media vuelta y me agarro a la almohada. Estoy cansada y no quiero ir a ninguna parte. Me maldigo por ser pobre y tener que trabajar. Fantaseo sobre cómo sería mi vida si fuera rica. Ahora me quedaría tan a gusto en la cama hasta las 10h. que habría quedado con mis amigas para hacer el café, llevaría un vestido…”
“Look at me. Can you see? I am fabulous baby”, berrea de nuevo la alarma. Mierda. Cagao. Culo. Me levanto y me empino una cafetera entera sin dejar ni una gota y salgo – tarde – en dirección oficina.
Miércoles
Suena la alarma y el corazón se me sale por la boca. Ese mismo corazón que me ha dado la noche a ritmo de taquicardia severa.
Vale, igual la culpa fue un poco mía, porque para no parecer Walking Dead en la oficina, abuse del café y del té y de hecho hasta de las bayas de Goji, que me ha dicho mi compañero que espabilan así que me comí media bolsa.
Las tres: pum-pum pum-pum, las cuatro: pum-pun pum –pum. Las cinco y alarma: pum-pum pum-pum pum-pum. Aggggggggg, pienso que me va a dar un ataque al corazón y por si acaso levanto el brazo izquierdo, leí en algún sitio que esto era algo infalible.
Mi marido ya se ha ido a trabajar, eso significa que si me da un infarto, me quedo tiesa y no me encuentra nadie hasta la noche y de pronto pienso en Bridget Jones y en su manía de que puede venir un pastor alemán negro y comerte y no se enteraría nadie. ¡Uf! ¡Qué chungo! ¡Qué muerte más poco glamurosa!
Me levanto poco a poco. Pienso en tomarme una tila para tranquilizarme, pero tengo tanto sueño que me tomo un café doble.
Jueves
Esta semana acaba conmigo, lo veo. 4 noches sin dormir son muchas noches. No entiendo qué me ha pasado, estamos en noviembre y he pasado un calor mortal. Y eso que la noche se prometía dulce.
Antes de meterme en el sobre me tomé dos Valerianas 5 (es decir de esas que además de Valeriana llevan 4 mejunjes más) con un poco de agua, bien densas para que me dejaran KO directamente y parece que iban por buen camino pues me puse a leer una revista y ésta aterrizó dos veces sobre mi cara.
Las dos: Tengo calor, me quito la parte de arriba del pijama y los calcetines. Tres de la mañana: Aparto la colcha.Cuatro de la mañana: Me quito los pantalones del pijama pero intento localizar los calcetines.
Me da por pensar que quizás estoy pre-menopaúsica, al fin y al cabo quizás me empiezo a acercar peligrosamente a la edad de los sofocos. Intento recordar a qué edad me vino la regla, ¿a los 13?
Me doy cuenta que este bucle de pensamientos no va a ayudarme a dormir.
Así que intento respirar hondo y me obligo a pensar en algo agradable y lo primero que me viene a la mente es Sean Connery y su falda escocesa. ¿En serio? Me vale. Cualquier cosa antes que las manidas ovejitas.
Cinco de la mañana: Suena la alarma, estoy en top y bragas, la cama parece un amasijo de ropa como si le hubieran pasado cinco leones por encima. Me muero. De sueño. De cansancio. De calor. De ganas de dormir. Café y fuera. Esta noche me empino dos copas de vino y lo soluciono todo.
Viernes
No me ha hecho falta alarma, me han despertado mis propios
ovarios. Un dolor como si me los estuvieran entre retorciendo y acuchillando ha hecho las veces de despertador.
He estirado las piernas y me he acordado de Rambo, ni sentírmelas: como si fueran de corcho. He pensado en la maravilla de ser mujer y he corrido a almorzar un café y dos ibuprofenos.
Me he metido en la ducha y de pronto he acusado el cansancio de la semana. El exceso de café, la falta de sueño, la resaca del vino y el dolor de la regla. Me he secado el pelo y me he tomado un enantyum.
No me digáis cómo he conseguido posicionarme en el coche, conecto el móvil al cargador y veo un WhatsApp de mi amigo Agustín que me dice: “Tremenda migraña. Me tomé dos ibuprofenos”. JA! Tecleo rápidamente: “Yo dos ibuprofenos y un enantyum. Supera eso”.
Y con una extraña sensación de triunfo arranco el coche, mientras juro que esa noche paso de Valerianas y vinos y me doy directamente al Valium.
Mi amigo Agustín me contesta: “Sweetheart te recomiendo melatonina, que las valerianas pueden hacer “efecto paradójico” y ponerte como las cabras. Aunque a este paso casi te darán LITIO”.
Dios mio ¡Eso suena grave!. Tiro el teléfono y me pongo en marcha, porque voy tarde otra vez.
Y aún sin saber ni cómo llegué. Llegué al viernes noche y me tomé dos valerianas y dos ibuprofenos para el dolor de regla y lo regué todo con una copita de vino y entonces sí, mi sofá me recibió como si me hubiera estado esperando años.
Y yo me abandoné. Y no recuerdo nada más. Fundido a negro hasta que oí a mi marido que me decía: “¿Te encuentras bien?”.
¿Bien? D I V I N A #malditoinsomnio #semanasqueparecenmeses