PELADILLAS

La generación del 70 recordamos las peladillas. El otro día salió la palabra en una conversación y ¡Uhmmm! pude sentir el sabor en mi boca. Aquellos dulces caros reservados solo para ocasiones especiales. Hasta mi marido – que no recuerda lo que comió ayer – se acordaba de ellos. Las había blancas, amarillas, rosas, azules…¡siempre en colores pastel!.

Todo muy tierno. Todo muy dulce. Todo muy pro-caries.

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En mi caso, que me movía entre los Sugus y los Palotes a lo sumo, aquellos dulces eran tremenda fiesta. El augurio de algo bueno por celebrar. Salirse del paloduz de turno. Era como dejar el barrio para ir al centro de la ciudad unas horas.

Recuerdo repartirlas en mi comunión. Por aquel entonces mi volumen era tal que parecía una mesa camilla con mi vestido beige. Suerte que ese año prohibieron hacer la comunión de largo, sino hubiera parecido una novia embarazada rolliza.yo-no-soy-gente-historias-reales-mundo-surrealista-peladillas-comuniones-bautizos-bochornos-suenos-anhelos-decepciones-logros-hostia

Y aunque parezca mentira con lo que me gusta ahora el Verdejo, fue meter la hostia en el vino y poner una cara de “Mother of God, ¿qué es esto?” que estoy segura que estaba muy lejos de la fotogenia.Menos mal que éramos tan pobres que ni fotógrafo teníamos porqué para recordar según qué cosas, ¡casi que no!

Me paseé de mesa en mesa entregando un saquito de tul rosa lleno de peladillas – rosas también – con la fecha del evento escrita y mi nombre a todo trapo rezando ahí en el papelito que asomaba. No podía ser más cursi. ¡Ni más bochornoso el paseo! Entre señoras con un chinchón de más y señores con puro y whisky, ahí estaba yo. Alma cándida con mis dulces en una cestita. ¡Tremendo día para el recuerdo!

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Al año siguiente bautizamos a mi hermana. Sus peladillas iban dentro de unas muñequitas de trapo. Le costaron carísimas a mi madre, pero parece ser que el tema ‘regalito-recordatorio’ ganaba en importancia. Yo las encontré súper sofisticadas comparativamente con mi saquito de tul del año anterior. Se notaba que la familia evolucionaba.

Llevaba puesto mi vestido de la comunión reciclado en vestido para eventos importantes. Menos mal que fue el año que dí el estirón y me desinflé, de haber seguido con el mismo ritmo no hubieran cabido en el vestido ni mis mofletes.

El vestido de bautizo de mi hermana era a imagen y semejanza del mío. ¡La de tiempo que mi madre nos vistió iguales! Sí, sí, diréis ¡no es para tanto! Sí, si lo es. Mi hermana y yo nos llevamos siete años, ósea que haceros cargo: A veces ella iba de semi-adolescente y otras veces iba yo infantilizada. Un trauma.

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Pero volvamos al bautizo. Allí estaba mi madre con mi hermana en brazos y toda la parafernalia de la Iglesia. Yo solo quería que acabará el convite, porque mi madre me había prometido que nuevamente repartiría yo las peladillas. Y esta vez sí que me apetecía. Tenía la esperanza de que sobraran algunas. Y así fue. Cinco muñecas solitarias en mi cestita ¡Yuju!

Mi madre me dijo que quería guardar alguna de recuerdo. Y yo le pregunté muy seria: “Pero solo la muñequita, ¿no?”. Y me quede como botín con los cinco contenidos.

El resto del convite me pareció aburridísimo. La gente hablaba, reía, bebía. Y o sentada en mi rincón, comía peladillas a toda velocidad. Una detrás de otra, hasta dolerme el estómago. LLorar de dolor.llorar

Ahora que lo pienso eran dulzonas de la muerte, aquello tenía que provocar caries casi por contrato, pero comíamos en tan contadas ocasiones…¡Me dí un atracón!

Vueltas y vueltas por la boca, con fruición, con prisa, con anhelo, con un destino, con un propósito, con una única idea: llegar al centro. Para cuando llegaba a mi tesoro, lo que solía encontrar era una almendra más bien ‘remojada’. Los frutos secos no están pensados para estar ahí dentro.

Y, ¡nunca estaban crujientes!. Además, en las últimas vueltas del caramelo ya acababas chupando la almendra, ¡era inevitable!, con lo cual tu misma le quitabas el supuesto frescor. Recuerdo siempre un poco de decepción en destino. ¡Otra almendra que no molaba!

Me da por pensar ahora que las peladillas se asemejan a muchos de nuestros sueños y anhelos en la vida. Tienen ese punto dulce-amargo.

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Vamos a por ellos, chupamos rápido la peladilla para conseguir aquello que queremos. Sin disfrutar bien del sabor, del dulzor precedente, olvidamos que el camino también es importante y cuando aparece la almendra, nos desilusionamos pues no es o está como se la esperaba. Para mi están asociadas por siempre a los sueños por desenvolver. A los propósitos por conseguir. A esos caminos por explorar. A esos destinos que son – o no son – como esperábamos.

yo-no-soy-gente-historias-reales-mundo-surrealista-peladillas-comuniones-bautizos-bochornos-suenos-anhelos-decepciones-logros-dulce-amargo-nancy-comunionRecuerdo que por aquel entonces quería ser modelo como mi Nancy – sí, yo tuve mi Nancy Comunión – por entonces aún no sabía que el cuerpo escombro que estaba echando no iba a estar por la labor y mucho menos la estatura.

Luego quería ser azafata de avión. Me parecía lo más surcar los aires con esos uniformes tan estilosos. Pero tampoco di la talla y ¡menos mal!. Porque yo, que a la que hay tres turbulencias muero de pánico, hubiera acabado sentándome en el regazo de algún pasajero gritándole yo a él.

Finalmente, mi peladilla mojada destino fue otro, pero eso es otra historia.

Ya no como peladillas. Pero sigo teniendo sueños.

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#YoNoSoyGente #YVosotrosTampoco #SigamosTeniendoSueños

jones yonosoygente

 

5 thoughts on “PELADILLAS

  1. genial Alicia, suscribo todo lo que dices y viví lo mismo, salvo que la diferencia con mi hermana son solo 3 años y el trauma de la ropa es menor, jaaa pero pude saborear la peladilla todo el trayecto y acabar mordisqueando aquella cosa blanda y con piel para más inri. Nota: Aun tengo la nancy comunión y el armario que me regalaron ese día. Se puede ser más hortera?? y lo que flipabamos qué? Por cierto, eres tú la de la foto?? es buenísima, jeeee…

    1. No. No. No soy la de la foto. La de la foto es una sílfide a mi lado. Y efectivamente ¿porqué ponían la almendra con piel? ¿que gracia tenía chupar la piel de la almendra? Hombre, a mi también me costó desprenderme de la Nancy y sus vestidos (yo también tenía el dormitorio!!!…y por cierto a Lucas 😉 ) pero igual ya vendría siendo hora… jajaja. Pero si a ti te hace ilusión tenerlo…

  2. que va! ilusión ninguna, la tengo en el trastero para cuando sea un poco más vintage venderla, jaaaaaaa, soy lo peor. #nancytraicionadacruelmentetrasañosdeencierro

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