05.02.21 HABLEMOS DE PERSONAS-CASA

Dicen que la casa es ese habitáculo con cuatro paredes donde una suele llegar por las noches, tirar las llaves, quitarse el sujetador (y ahora también la mascarilla) y desmayarse en el sofá.

Pero yo creo que CASA en es muchas ocasiones una madeja de emociones que te hacen sentir querida y segura.  La espalda de alguien. El abrazo de tu madre. CASA también son personas, pueden ser incluso esas amigas que vienen a por ti cuando estas en el suelo y no se van hasta que te dejan en pie.

Por fin, ¡en casa!

CASA, es esa sensación de estar en el sitio adecuado con las personas correctas. Por eso puedes estar en Tupinagua con alguien-CASA y en casa con alguien-CALLE.

Por eso cada noche cuando llego a la cama, siempre después del sargento, ya que las series turcas me retienen, me acurruco en su espalda, meto la cabeza en su nuca y lo olisqueo un poco y entonces siento que estoy en CASA, no mejor aún, en mi MANSIÓN. Y la satisfacción es enorme. Pero poco duradera.

Porque el muy desagradecido se gira a los pocos minutos y me dice: “Bueno, pues ahora que “Rastreator” ya está contento, te vas tirando para tu sitio”.

Yo, en modo Rastreator. 

Si es que no se puede ser menos romántico y agradecido. Con lo CASA que yo lo considero y me trata el tipo como un a PISITO cualquiera.

En fin, no se lo voy a tener en cuenta, porque no tengo yo el cuerpo para salir a buscar OBRAS NUEVAS y porque está al caer el 14 de febrero y le voy a proponer que renovemos CIMIENTOS.

Pero, que esta noche vuelve “Rastreator” como que me llamo Jones.

Menos mal que el Sargento tiene un par de vigas y aguanta lo que le echen.

Besicos y Good night desde CASA-CASA.

03.02.21 PANDEMICOMARUJA

Ayss, madre! Que de secuelas me va a dejar este virus a mí. Servidora que no pisaba casa ni de puntillas esta ahora reconvertida en maruja nivel pro capaz de hacer sus labores y las de su prima también.

Parecía esta mañana el inspector Gadget. Gadgetobrazo poniendo lavadora, gadgetobrazo sacando fregaplatos, pliega ropa, barre suelo, riega plantas, limpia lavabos, ventila casa, pon incienso. Bueno, bueno toda yo era la revista MI HOGAR al completo.

Yo esta mañana…

¿Qué está pasando? ¿Cómo hacia yo esto cuando trabajaba ocho horas? Cierto es que la planta siempre tenia un aspecto moribundo amarillento peculiar y que el miércoles ya no quedaban tenedores en el cajón.

Cuando no me quedaban braguitas en la cómoda tiraba de tanga. Y toda la casa tenía el viernes cierto aspecto de mercadillo. Recuerdo incluso comprar dos cestos de ropa sucia porque solo uno se nos hizo pequeño, pero…

¿Ahora? Ahora lo flipas como lo tengo todo. Que parezco hacendosa y buena esposa y todo. Que estoy a punto de empezar a hacer cenas más allá de la tortilla francesa. Preocupada me hallo. ¡hombre! ¿Qué va a ser de mí?

Tía ¡Acuérdate de poner la lavadora!

Y para más inri, he hecho todo lo anterior incluso con un brazo descogorciado. Que ahora los miércoles voy a unas clases en el exterior que organiza mi gimnasio. Me sale la vena machirula, me creo la teniente O’Neill, hago todas las flexiones que me dicen y… ¡medio manca he aparecido hoy en este mi hogar! Tengo el brazo derecho que se me descuelga hombro abajo.

¿Cómo que otra serie más?

Que no se el resto de los compañeros, pero solo de mi parte le tienen que estar sangrando los tímpanos a la profesora. Un ibuprofeno me he tenido que tomar. Y otro que cae esta noche.

Dice mi amiga que no me preocupe que todo esto es el efecto “abuelismo”. Un daño colateral de la pandemia derivado del modo slow motion en que va la vida de todos en estos momentos y que luego ya todo volverá a su sitio. Mi brazo lo dudo.

Pues nada os dejo que voy a tender mi última lavadora. ¡Vacíos tengo los cestos!

Y luego a hacer una cena rica.

Y a ver la telenovela turca.

Virgencita ¡para lo que hemos quedado!

31.01.21 Yo sí que te entiendo, Demi.

Sí, sí que he visto a Demi abrir el desfile de Fendi. No, no voy a exclamar ¿Demi que te has hecho?

Voy a decir en todo caso, ¡Joder Demi no te ha salido bien! El cirujano no tenía el día o el arreglo no ha estado bien planteado. Me sabe mal, pero te ha quedado raro. No pasa nada.

También a Madonna se le ha ido la mano con los retoques y antes que ella a René, con lo mona que era nuestra Bridget Jones, y a ellas las siguen otras tantas, pero ¿De verdad os parece raro?

Es difícil envejecer cuando has sido la REINA del pop. Es díficil para mí que soy una mindundi.

Pero si yo, que soy la mindundi del tercero segunda, llevo mal ver como mi careto se suicida día tras día, el rostro se me desdibuja y la juventud se marchita. ¿Cómo puedes llevar esto cuando has sido la reina del pop? ¿O cuando has sido la prota de Ghost? Pues mal, hombre mal.

No las culpo a ellas. Es cierto que podrían dejarse el pelo blanco, no retocarse, saber envejecer con dignidad y bla bla bla. Pero también es cierto que si lo hicieran su carrera estaría finiquitada a los 40 y después a hacer de tía abuela en películas de segunda.

Sin embargo, ahí está Tom Cruise, 58 tacos y no pocas operaciones. Y nadie le cuestiona ni porque se ha inyectado ni porque sus papeles siguen siendo de héroe-galán. Mi pregunta es: ¿porqué no le ponen de reparto a Monica Bellucci que a sus 56 está esplendida? ¿Por qué sus partenaires siguen siendo jovenzuelas? El madurito y la joven. Fin de la historia.

¿Cómo? ¿Qué ya no voy a hacer papeles de galán? What?

Pues eso, que la sociedad impone y hasta los mismísimos de que las mujeres nos volvamos invisibles a según que edades y ellos unos maduros interesantes. Ni que seas Madonna ni la tía con mayor autoestima del mundo… Si te han dejado de llamar para papeles, ¡tú quieres hacer algo al respecto!

Brutalmente guapa, incluso rapada. 

Así que, querida Demi, no pasa nada. Todo el mundo la puede cagar alguna vez, incluso tu cirujano. Menos mal que en unos meses la desgracia se ha reabsorbido y tu pa’lante.

Ojalá supieras y supieran apreciarte con lo bonita que estás con tus años. Pero, en la mujer, la madurez no cotiza al alza. Yo no te voy a criticar, porqué te entiendo.

30.01.21 Dónde Jones perdió la zapatilla…

La fatiga pandémica me tiene agotada. Que es lo mismo que decir que estamos hasta el moño de todo. Y que hay que seguir y seguir, hasta que se vea la luz al final del tunel.

Visto lo visto este túnel debe unir España con Australia, porque yo ni veo luz ni ya casi veo túnel. Y cada vez que quiero escribir me doy cuenta de que en mi vida no pasa nada nuevo digno de ser explicado como en la mayoría de las vidas right now.

Y había unos sitios que se llamaban discotecas, y se llenaban de gente…

Por eso estamos todos melancólicos, pensando en que cualquier tiempo pasado fue mejor y explicando batallitas de “mejores días” cual abueletes cebolleta.

Que hoy he entrado en Instagram y parecía 15 de agosto. La mayoría de las fotos son de playas paradisiacas, viajes y aventuras. Y, aunque nunca he sido fan de la melancolía, creo que es el único bote salvavidas que se ve por estos lares ahora mismo. Hay que aferrarse a momentos, recuerdos, memorias, palabras, olores, fotos…que nos hagan sonreír y nos devuelvan cierta esperanza.

Ayss, madre ¡lo bien que estaba yo ahí en mi hamaca! Esa brisita…

Así que eso voy a hacer yo también. A recopilar fotos de cuando daba vueltas por el mundo Facundo. De cuando bajaba de tremendos cruceros cual reina Petronila y mis excursiones eran subir en catamaranes para hacer snorkel. Del día que había una barracuda gigante al lado del barco. O aquel día en Saint Vincent, en que el conductor de la furgoneta conducía tan mal que pensé que íbamos a morir allí, en la misma isla donde se grabaron Piratas del Caribe.

Aquella tarde en Venezuela en que al bajar del jeep todoterreno me hice una raja en la pierna con un alambre y a falta de botiquín me echaron encima de la herida una botella de ron Santa Teresa enterita.

O cuando el Sargento perdió la cartera en Jamaica y desde luego parecíamos “fumaos” con la desesperación con que la buscábamos. Y la gente allí con la calmaaaaaa…

Que has perdido la cartera dices…

Aunque recuerdos más cercanos son cuando el año pasado me caí dentro del barco de pedales en el lago Verdon, Francia, y me los clavé en las lumbares. Tremenda leche. Y para postres, al intentar salir también perdí una zapatilla allí…

Quisiera estar justo ahora allí, donde Jones perdió la zapatilla. Feliz y mojada.

Me voy a dar un paseo que me toque el aire que hoy tengo ya superada la dosis de sofá. ¡Ja! 

O dicho de otra manera: me voy a viajar un rato por el barrio.

Buff. Ya suena mucho mejor. Donde va a parar.