ODIO LA NAVIDAD

Pues sí, odio la Navidad, las luces, las compras desenfrenadas, los renos y a ese gordinflón que viene vestido de rojo todos los años a tocar las narices una temporada y que cuando lo ves aparecer representa que te ha de nacer el “espíritu navideño”. Venga ya.

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No siempre fue así. A mi me gustaba la Navidad, cuando teníamos una Navidad nacional, de esas con costumbres de aquí. Cuando las luces se encendían con santa Lucía y no antes y los regalos los traían tres señores con capa y no el gordinflón de rojo, de esa forma se añadían días a la espera y la emoción crecía. Me encantaban los anuncios de Navidad, me transmitían magia, calidez, ilusión y momentos especiales.

Yo no soy gente, historias reales, mundo surrealista, Odio la Navidad 22Ahora  entre el cambio climático y el consumismo, cuando regreso en pleno Agosto liada en la toalla de playa, ya veo los abrigos de pelo, así que no es de extrañar que la Navidad – y su supuesto espíritu – ya estén aquí a mediados de octubre.

Las luces se encienden cada vez más pronto aportando una sensación de
irrealidad a la ciudad que aún no está preparada para ese choque de leds inapropiado para la época y el bombardeo para la compra de regalos es casi insolente, te hace sentir que si no compras eres mala persona por no pensar en los tuyos.

Esos “tuyos” que llevas cada día en el corazón cuando estiras el sueldo del mes para poderles dar un capricho de vez en cuando, sea o no sea Navidad.

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Además ¿Quién le pegó una patada al niño Dios y puso en su lugar a Papa Noel? HO HO HO, se ríe el cabrón, normal se ha salido con la suya. Y dicho esto, está cada vez más claro y extensivo que hemos hecho nuestra la Navidad yanqui, así que… ¿para que ponemos el Belén?

Yo no soy gente, historias reales, mundo surrealista, Odio la Navidad 6No seamos hipócritas que el Niño Dios ya no pinta nada en todo esto. Ahora la historia viene de Laponia, llega en trineos y no sé dónde debe aparcar tal y como está la saturación de parking en las ciudades.

Y mejor no hablemos de los últimos anuncios de Navidad, que en vez de aportar magia e ilusión al pueblo ponen los pelos de punta. Aportan una dosis de realidad extra que no necesitamos, porque ya la vivimos en el día a día. El de este año es de echarse a llorar y que conste que me sabe mal por los actores.

Y luego está la Navidad en la empresa y el regalo “para clientes”: Algo bonito, aparente, delicado, bueno, que aporte magia, que se vea de calidad, de fácil transporte, que sirva igual para todo el mundo y por supuesto que entre en presupuesto. HO HO HO a lo Papa Noel haría yo en esos momentos.

No me queda otra que convertirme en Ilusionista y sacarme de la chistera “algo” que encaje con el 80% al menos de los requisitos solicitados. Luego nadie está contento. No le gusta nunca a todos. Escribir las postales es un engorro y vas de mesa en mesa en plan: “¿las tienes ya?”. Pero no, siempre hay algo más importante que la Navidad en las empresas.

Yo no soy gente, historias reales, mundo surrealista, Odio la Navidad 228Excepto cuando nos plantamos a día 20 y está “todo por hacer” entramos en stress máximo y a lo Scarlata O’hara gritamos: “Juro que el año que viene no me vuelve a pasar esto por Navidad”.

¿Qué me estas contando hombre? Que la Navidad siempre cae en las mismas fechas.

Ni hablar del tema del amigo invisible, que haces aquel sistema aleatorio que te parece tan gracioso y te toca mira-tu-por-donde el chico croata que trabaja en producción y del cual apenas sabes la edad.amigo-invisible

Y te cogen todos los males. Y vagas por las tiendas intentando encontrar algo que denote que has pensado en el, pero que sea neutro, pero que tenga gracia y que no le ofenda, porque no sabes muy bien de sus costumbres y todo ello con el presupuesto de turno.

Las Navidades están llenas de presupuestos y no hay nada menos entrañable que hacer números en estas fechas. HO HO HO. ¡¡Pues haber dejado a los Reyes!! Que venían en Enero y nos daba tiempo a cobrar el sueldo de Diciembre.

El otro día leía con acierto en una revista: “¿Hay algo más raro que ser felices en compañía de parientes que hemos evitado todo el año?”.

Yo no soy gente, historias reales, mundo surrealista, Odio la Navidad 87Pues eso, entre sentarte con los parientes que ves una vez al año e intentar que la conversación sea fluida, el Bingo que sale con los turrones y los frutos secos y alguien siempre a punto de rascar la botella de Anís a modo pastorcillo. Lo que de verdad sería un Belén es el que armaría yo con una recortada en mano.

Incluso las fiestas con los familiares cercanos son un infierno. ¿A ver cómo le explico yo a mi madre que no me entran cuatro canelones después de un vermouth extravagante y extra-todo de Navidad y una sopa de galets tamaño pelotas de pin-pong sin parecer desagradecida? ¿A ver como hago para zafarme de semejante festival culinario?

Cuando llevo quemadas 2849 horas de gimnasio, 876 pastillas de L-carnitina y 20 masajes anti celulíticos desde la vuelta del verano para seguir con los mismos tres kilos de más que me agencié el pasado Agosto a base de calamares y pescaito fresco.

No puedo permitirme dos kilos más a base de canalones porque bajarlos va a ser un infierno– cómo diría Rambo.

Yo no soy gente, historias reales, mundo surrealista, Odio la Navidad 5He encontrado la fórmula, la comparto con vosotr@s por si a alguien más le sirve: Ofrécete a ser “LA VOLUNTARIA” en cualquier evento familiar-navideño.

La que va a buscar los cuchillos que faltan, rellena las copas, trae la sal, retira los platos, suministra más servilletas, con tanto vaivén nadie podrá jamás llevar la cuenta de los canalones que llevas entre pecho y espalda.

Rebajas un poco la tensión estomacal y haces un bien a los comensales. Un plan inocuo y efectivo.

Yo no soy gente, historias reales, mundo surrealista, Odio la Navidad 981Gracias a Dios que desde hace unos años mi único consuelo es ver la cara de mi sobrina cuando ve los regalos bajo el árbol y se pone a danzar con revuelo.

Solo en ese momento creo que ha valido la pena dejarme pisar los pies por miles de carros ansiosos en el Toys ‘R Us.

Que conste que es solo mi opinión: Pero añoro cuando las muñecas de Famosa iban al Portal y lo único que te recordaba tu economía era aquello de “1880: El turrón más caro del mundo”, y las burbujas de Freixenet chispeaban en mi cabeza y cuando veía el anuncio de la lotería y aún pensaba que un día sería rica.

Yo no soy gente, historias reales, mundo surrealista, Odio la Navidad 2299Y cuando Melchor, Gaspar y Baltasar me dejaban la casita de PIN y PON además de un poco de carbón para hacerme ver que tenía campo de mejora para el año siguiente.

Venga, sin rencores…UN BRINDIS… y ¡Buenas Fiestas!

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6 thoughts on “ODIO LA NAVIDAD

  1. No es que odie la Navidad pero sí que huyo de ella como de la peste. Me parece cutre, hortera y empalagosa a más no poder. Pero vamos, que subrayo tus sabias palabras. =D

    1. Y yo tus paalabras Víctor. Porque yo creo que es justo ese empalague azucarado y esa copia cutre-hortera de todo lo yanqui lo que me pone nerviosa. Pero hay que pasarla, así que tendremos que hacer un esfuerzo por conseguirnos ese “feeling navideño”

  2. Ohhhh….. Doncs a mi m´agrada… Tot és qüestió de centrar-se en lo essencial…. encendre espelmes, beure un bon Punsch de Nadal fet a casa (ben carregadet)… no estressar-se… i fer algún taller de “Burlesque nadalenc”… No està tan malament!

    1. OK suscribo.
      Si al Taller Nadalenc de burlesque, HO HEM DE DONAR TOT!!!

      Si al Bon Punsch, espero convidada a casa teva. 😉

      Espelmetes…va a ser que no… però he posat fins i tot arbre …(que no se diga!!!)

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