O eso dice mi hermana. Dice que le “apijo” a la niña. Que soy una tia “chunga” y que no le enseño cosas de niños a mi sobrina. Vale, ser una Sinhijos seguro que no ayuda mucho, pero yo pongo en el tema un esfuerzo infinito.
Y digo yo, ¿para qué estamos las tías? Hombre noooo, que si yo no he tenido hijos, pues claro que no tengo arraigada la necesidad de educar a la criatura como Dios manda. Yo estoy para malcriarla. Para que la niña me adore pero por razones muy diferentes a las de sus padres.
Mi sobrina nació fashion y por eso la primera palabra que aprendió a decir fue “sabata” (zapato en catalán), y aunque nadie lo apreció en esos momentos yo ya pude ver a la Imelda Marcos que llevaba dentro y que, está mal que yo lo diga, pero el tiempo me ha dado la razón.
Me gustaba tenerla encima cuando era muy chiquita apenas meses y reptaba por encima mío con ese olorcito tan especial, yo me hacía a la idea de que es que la niña ya me sentía como su tia pero la realidad es que la niña buscaba comida y debía pensar “Está también tiene pechos, aquí está el menú del día”. Fin de la fantasía, la realidad se impone.
Con un añito ya era la leche, se movía a ritmo frenético y yo pensaba “salsera” como su tia. A los dos años bailaba el boogie – boogie como la que más, pero no fue hasta los 3 añitos en que su conversación modo-Tarzán ya la delataba como una conversadora nata, que empezamos a intimar y a convertirnos en verdaderas colegas.
Mi sobrina, cuyos padres castizos, de ésta nuestra raza, son morenos, bien parecidos y latinos dónde los haya, ha salido con rasgos ruso-croatas, así que yo la llamo Bratislava. Al principio se hacía la remolona pero ahora se ha convertido en una broma muy nuestra. Yo la llamo Bratislava y ella se ríe a carcajadas.
Así que un día inicie a Bratislava en el arduo proceso del maquillaje: crema hidratante, base, polvos, colorete, lápiz de ojos y pintalabios. ¡Le encanta! Es más se sabe el proceso de memoria; cuando le estoy poniendo el colorete ya me dice: “Ahora los labios, tita” y luego gasta espejo como la susodicha y nos miramos y nos miramos hasta que nuestros egos quedan satisfechos y entonces con los labios bien rojos nos entregamos al placentero ejercicio de hacer animales de plastilina.
A mí lo que me gusta es regalarle ropa a mi sobrina. A mi todas las muñecas me parecen iguales, Ana la reina del Frio, Tarta de Fresa y su perro, Barbie y su armario, a mí no me toca ese papel. Yo lo que quiero es que la niña vaya mona y fashion, por eso le compro la ropa en Zara: pantalones militares, de total tendencia. Look grunge, tartán y lentejuelas. Y la niña encantada. Otra historia es ver la cara de mi hermana cuando abre los regalos y con su mejor voz falseada dice: “Que…que…diferente…y…y…original”. Por eso dice que soy una Tia Chunga.
Pero no es cierto, si es que la niña lo lleva en las venas. La he enseñado a posar cual la egoblogger de su tia. “Bratislava, cariño, la mano en la cintura, siiii, y las piernas juntitas” “Ahora sin mirar a la cámara”, y la niña se entrega a la cámara que ríete tú de Cindy Crawford en sus inicios, le auguro una prometedora carrera estilística.
Ahora ya hemos llegado al punto en que podemos ir juntas de shopping. Entramos en una zapatería y a la pregunta de ¿Qué botas te gustan?” Elige 8 modelos diferentes y se va directamente a la dependiente y con su lengua de trapo le dice “el 28” y nos dan las uvas probando botas. Le intuyo no solo que le gusta ir de compras sino que al igual de su tita (orgullo de ídem) lleva una personal shopper dentro, pues además de elegir sus botas, eligió unas para mí y otras para su madre con un criterio bastante acertado.
Que conste que también hago cosas de tía-no-chunga. Como el pasado lunes, día que por infortunio, servidora (Sinhijos y sinjuicio) llevaba tacones esa tarde en que junto con mi hermana, a la cual critique desalmadamente cuando vi que no le conjuntaban las bambas con el resto del vestuario:
– Corrí los 100m. lisos para llegar al colegio, subir la rampa, esquivar a varias madres, dar codazos por doquier y llegar en la nada-despreciable posición número tres a recoger a la niña en clase.
– Correr 100 m. lisos más para llegar al parque más cercano y aprovechar la ventaja conseguida al recoger a la niña y poder pillar columpio antes que el resto de las madres se hicieran con su churumbel y fueran hacía el parque.
– Dar en el columpio media hora, ponerme delante y detrás y hacer muecas hasta crearme nuevas patas de gallo (más aún, quiero decir #porunasobrinatodo).
– Bajar del columpio y correr hasta la peluquería del barrio, la niña, mi hermana y yo, más poseídas que keniatas en maratón, para que le cortaran el flequillo a la criatura.
– Descubrir que es lunes y está cerrado. Llorar amargamente mientras deseas llevar unas bambas de running y no tus “tacones cómodos” que por alguna razón han dejado de serlo.
– Llegar a casa de mi hermana, tomar Cacaolat y desmayarme en el sofá como si viniera de hacer 3 clases de Zumba juntas.
– Ver “Mulán” del tirón y entusiasmarme.
– Jugar casi una hora con Bob esponja y sus amiguitos mientras le pongo el pijama a Bratislava.
– Acostarla y que te dé el “abracito grande” (contradicciones de mi vocabulario con mi sobri) más maravilloso del mundo mundial.
– Despedirme de mi hermana, con una admiración modelo te-voy-a-hacer-un-monumento, solo de pensar que es capaz de aguantar este ritmo todos los días.
¿A que todo esto no lo hace una tia chunga? Querida hermana, admítelo, NO SOY TAN CHUNGA.
Llegar a mi casa y literalmente morir en mi sofá. Agotada. Feliz. Desquiciada. Plena. Mirar las fotos de la tarde y luego ya la nada. Fundido a negro.
#sinhijosysinjuicio #taconesysobrinasnoesunabuenacombinación #Bratislavaforever
(Nota: Ilustraciones realizadas por Anna Castro. Gracias!.)
¿¡Bratislava!? ¡¡¡Me parto!!! Ya me hubiese a mí gustado tener una tía tan genial como tú.
Alice ets la tieta que totes hauriem volgut tenir!!!!!! La nena és una it-girl en potència i és afortunada de tenir-te. Bon any i que el 2015 estigui plè de bogeries de les nostres! Love y!
Gràcies Carme. La veritat és que Bratislava i jo ens ho passem pipa, ara ja comença a posar soleta en el photocall, i hairebé que no necessita ni indicacions… Bon Any Carme!!