O eso creía yo. Es cierto que hoy en día al personal de 40 o cuarenta y tantos se le considera “joven”. A ver… no joven de joven, pero sí que se le asume cierta juventud, como que aún respira cierta lozanía – lo sé lo sé esto cuesta de creer – y como que es una persona que aún “tiene ganas”.
La verdad es que hoy entre las cremas milagrosas y los golpes de bisturí es fácil parecer tu propia hermana pequeña a los mismísimos 40.
O sino que le pregunten a Ana Rosa que de pronto se ha convertido en su hija, cada año que pasa debe descumplir años, miedo me da, va a acabar siendo un bebé. #estodomuysospechoso.
Yo misma utilizo el láser para borrarme manchas del sol, cremas alisa-todo, peelings efecto cutis-de-porcelana y chapa y pintura por kilos y aún así me siguen llamando “señora” cuando llega mi turno en las tiendas.
No hay cosa que me dé más rabia, porque como bien dice mi madre: Una en el espejo sólo ve lo que quiere ver y yo me veo una jovenzuela.
Es cierto aquel dicho de “Una espalda fuerte es una espalda joven” y ahí ando yo trabajándome la espalda sin tregua. Ríete tú de Stallone.
Me pones en el muelle y te descargo un petrolero entero echándomelo en la chepa.
No sé si fuerte pero que cualquier día muero de vigorexia fijo. A estas alturas las americanas XL de Zara las estallo en modo Hulk, sin ponerme verde y sin despeinarme. #stallonedarisaamiladounprincipiante
Y todo y que me encuentro fuerte y con vigor, hay algunas señales que me indican que me estoy convirtiendo en mi madre/padre y eso me asusta.
Salgo con paraguas de casa aunque sólo haya una nube pasajera, porque si llueve y se me encrespa el pelo. Esto a los 20 y si me apuras a los 30 era un mal menor.
Ahora a los 40 simplemente NO puedes mojarte bajo la lluvia. Arruinar los 40 minutos invertidos en maquillaje y los 20 minutos de estiramiento de tu melena es un crimen.
Así que cargas con el paraguas en tu bolso día sí y día también porque acabar el día con un careto digno empieza a ser una meta difícil de alcanzar.
Eres capaz de decir de tu marido “un chico de 45 años más majo”:
INCORRECTO
A los 45 años es un pedazo de señor con toda la barba y en la mayoría de los casos con escasez de pelo.
Lo dije el otro día en voz alta y me di cuenta de forma instantánea que me estaba convirtiendo en mi padre que usa mucho la expresión “un chaval que hizo la mili conmigo”.
Cuando viajo en coche, me llevo mi almohada. Yo soy de las que aunque no dejo de viajar predico aquello de “Duerma yo felizmente y ríase la gente”.
Recuerdo en mis años mozos dormir encima de una piedra de punta. Ahora meterme en un albergue y subirme a una litera dura y sin almohada me parece una muerte lenta. Simplemente inviable.
En este viaje me la dejé y di más vueltas en la cama que Willie Fog al globo terráqueo #nosinmialmohada
No salgo de casa sin mi “chaquetita” así sea Agosto y estemos pasando la peor ola de calor sahariano de la historia, mi miedo al resfriado es casi fobia.
Y en mi bolso siempre un “pañuelito” por si los aires acondicionados, las anginas, y eso… Por lo visto si te resfrías a partir de según qué edad debes tener más riesgo de no sobrevivir. #sequeexageroperonopuedoevitarlo #chaquetitapower
Pero lo peor de lo peor, muy a pesar de que los 40 sean los nuevos 30, es que ni de coña te recuperas después de una trasnochada como si tuvieras diez años menos.
He llegado a esta conclusión después de irme un fin de semana de festival. Alojada en un hotelito sencillo pero acogedor, el simple hecho de “trasportarme” al susodicho festival ya fue la muerte.
Después de bailar tres canciones seguidas casi necesité oxígeno y por supuesto tuve que pasar la noche entre Coca-Colas y Red Bull porque mi consciencia y mis ojos tenían mejores planes que darlo todo en la calle.
Mantener los ojos mínimamente abiertos fue una Odisea…
A partir de cierta hora el simple hecho de posicionar un pie detrás de otro, en lo que se viene conociendo como caminar, fue lo más cercano a Misión Imposible pero sin Tom Cruise.
Otro episodio a escribir podría ser “Lavabos del mundo”. Tu vejiga reconvertida ahora en oliva no aguanta tres cervezas ni de broma. A cada rato entras y sales de los bares pero lejos de para destrozar la pista es para localizar el WC de turno. Triste pero cierto.
Y lo peor es despertar al día siguiente. Abres un ojo y no sabes ni dónde te encuentras, ni qué hora es, ni quién eres. Para cuando comienzas a abrir el otro han pasado 5 minutos.
La primera sensación que tienes es que ayer fuiste arrollado por un tractor y has tenido la suerte de sobrevivir aunque por lo visto estás maltrecho. Tienes la boca tan seca que crees que ayer cenaste alfalfa y la lengua se te ha pegado al paladar. Mueves las piernas y te parece increíble.
Levantarse ya es otro cantar. La ducha en ese momento está a 24 kms de distancia y ni te planteas llegar sin trasporte aunque por tu mente cruza gatear. Lo descartas. Genial, aún te queda dignidad. Te lavas la cara y te das por satisfecho.
Vamos, Modo Piltrafa ON. Así estaba yo después del primer día y… ¡aún me quedaban dos! Decidí tomarme 2 cafés, llegar a la piscina, darme un chapuzón y morir en una hamaca. Y ahí me encontró mi marido, que vino a resucitarme Red Bull en mano, que os lo digo desde ya: ni da alas ni ná. Publicidad engañosa de la buena.
Esto a mí a los 30 no me pasaba: Lo juro. Yo a los 30 aún aguantaba largas noches de fiesta y reventaba pistas. No necesitaba chaquetas porque no tenía frío y si llovía me mojaba y punto.
Me consuela aquello de que ahora tengo más achaques experiencia y sé lo que ya no puedo aguantar quiero. Y me gusta aprovechar el día, por eso me retiro a una hora abueleta prudente a descansar. ¡Claro, claro!
Mujeres y hombres del mundo no os dejéis engañar. ¡Los 40 son los 40 y hay que disfrutarlos a tope con sus aportaciones y sus limitaciones!
Pero yo por si acaso me voy a seguir trabajando la espalda…
#40sonlosnuevos30 #yanoaguantounatrasnochada #hoynomepuedolevantarymañanatampoco