Maldita ola de frío. Bgrrrr. Que salgo a la calle como cebolla al cuadrado de las capas que llevo y cuando estoy en casa vivo a una manta pegada incapaz de deshacerme de ella.

Me he vuelto a dar a la sana costumbre del chocolate caliente con porras (Terelu tu mejor no leas esto), que hasta me da igual engordar más aún: necesito calentar el estómago, las amígdalas, ¡el alma!

Si es que así no se puede vivir, ¡hombre! Que sales a la calle creyendo que hace buen día para darte cuenta que el sol está solo de attrezzo y que antes de llegar al bar de la esquina podrían cortarte las manos que ni lo sentirías. Voy a hibernar, lo juro.

En Canarias me quedaba yo a vivir. Que he pasado las Navidades allí y me han tenido que empujar entre diez para subirme al avión. ¡Aquello es vida y no la Siberia-Aventura que tenemos montada en la península!

Y que conste que llegar no fue fácil. Todo el que haya aterrizado en Tenerife Norte sabrá de pronto que es el origen de la saga “Aterriza como puedas”.

Alguien hizo una cruz que quería decir “Aquí NO hagan el aeropuerto”.

Otro la interpretó y dijo: “Aquí, aquí donde está la cruz”.

Hombre de Dios, ¡haber preguntado! Que hacer un aeropuerto no es montar un lego la tarde Navidad. En fin. Que ya que tenemos hecho el aeropuerto pues que aterricen ¿no?

#TenerifeNorteóAterrizaCómoPuedasAlaEspañola

Llegar con borrasca y ventisca no ayudó. Cada vez que el avión caía 20 metros se oía el “Ahhh” de los pasajeros y acto seguido las risas de las tripulantes. Yo que las oía de cerca por qué me toco el asiento 31, vamos lo que viene siendo ‘cerrando-avión’, descorro la cortina, los veo partirse la caja y me dicen “tranquila mujer que esto es normal en invierno”. Sí, sí, my dear lo que tú me digas, pero a la siguiente caída mismo tema. Más gritos, más risas.

A mi lado viajaba Jordi, un niño de 7 años de esos que viajan solos. Un encanto a decir la verdad. Pero cuando ya se empezó a avistar el aeropuerto y a las caídas, súmale los giros y las turbulencias, me dijo: “Se mueve mucho. Esto no es normal, ¿verdad?”.

Quería yo consolarlo a pesar de que mi cara de susto iba a tranquilizarle poco, cuando la criatura de pronto saca de la mochila unas bolas de “Bola de Drac” y me dice:

“Me ha dicho mi madre que si se frotan con fuerza no nos estrellamos”. Casi lloro.                  #BoladeDracSalvadora

El avión dio otro tumbo y yo cogí una pelota y empecé a frotar como si me fuera la vida en ello (y nunca mejor dicho). Jordi y yo nos mirábamos y frotábamos mientras él me decía: “Tranquila, todo irá bien”. ¡Madre mía! Menos mal que no he tenido hijos, sería una pésima madre. Estaba la criatura consolándome a mí.

El avión dio otro giro brusco y la señora argentina que se sentaba delante mío, se giró, me miro muy seria y me dijo:  “Frotá, frotá la bola por favor”.

#NerviosaYoQueVa #EsQueLasTurbulenciasMeDanRisa

Y de pronto el avión aterrizó pego un golpe inhumano contra el suelo y entramos en pista a tal velocidad que yo creí tener un déjà-vu y pensé que en realidad estábamos despegando. Aquello freno a metros de caernos de la isla y yo salí como el Papa de Roma, besando el suelo, a pesar de que llovía y hacía un viento del carajo.

Pero Dios estaba ese día en Tenerife y nos echó una mano. La llegada fue malísima pero el resto de las vacaciones fueron gloria bendita.

Las Islas Canarias son maravillosas, todas y cada una de ellas, lo que más me impacto fue el contraste que hay entre islas a pesar de su cercanía.

#AquíEnLasCanariasMeQuedóYo #PasoDeLaSiberiaPeninsula

Fuerteventura era la más esperada. No por mí, sino porqué mi santo hizo allí la famosa “mili” o séase el servicio militar que solíamos tener.

Yo no sé lo que les hacían a los hombres en la mili, para mí que antes de liberarlos les abrían el cerebro y les instalaban un chip de “Hiciste la mili aquí. Aquí tienes que volver”, porque fue pasar por la puerta principal y caérsele dos lagrimicas, que hablo mi marido más aquella tarde que en los últimos cinco años viviendo juntos. ¡Qué cosas!

#ModeloDeChipQueSeInsertaJustoAntesDeAbandonarElCuartel

De puntica a puntica me recorrí el cuartel. Si esto no es amor que baje DIOR y lo vea, que en habiendo Zara estaba yo allí dando vuelta y vuelta a la legión.

El regreso fue mejor. Me pareció que el despegue fue menos turbulento. Eso o que ya iba concienciada a lo que me esperaba, que eso también hace mucho. Llegar a Barcelona y congelárseme las neuronas fue todo una. Que solo de salir del avión y llegar a la jardinera se me habían quedado tiesas las pestañas.

Y aquí estoy. Aguantando desde hace semanas este frio. Primero la ola siberiana, luego la ola polar… ¡esperando como agua de mayo esas olas saharianas que nos llegan en veranito!Yo es que el frío no lo soporto. Ese cargamento de ropa a todas horas. Que voy al gimnasio y tardo 15 minutos en desnudarme. Que soy incapaz de ir del coche al gym sin anorak. Que necesito tres taquillas. Abrigo, botas, bufanda, guantes, un arsenal de camisetas, dos calcetines, súmale la bolsa de deporte… ¡Y luego dúchate y póntelo todo encima otra vez!.

Así pues, me encuentro ahora mismo Tablet en mano, bajo la mantita y tomando infusiones una detrás de otra. No pienso pisar la calle hasta abril. Me quedo en casita gastando morterada en calefacción y planteándome lo de hibernar.

Os envío abrazos cálidos, chocolates calientes y mucho ánimo.

De Jones con cariño, ¡besos congelados!

#YoNoSoyGente #YvosotrosTampoco #QueFrío #AlMalTiempoBuenChocolate