Septiembre es peligroso. Traicionero. Chungo. Liante. Falso.
Porque vienes de vacaciones tranquilo, descansado, con las neuronas alineadas y listas para dar guerra, con las baterías cargadas a tope y los ánimos en modo Ganador de Gran Hermano, y te crees poco menos que Superman.
Y claro, te apuntas a esto y a lo otro. Dices que sí a todo. Repartes los días y los horarios creyendo que vas a tener tiempo. Haces y dispones con energía.
Eres el Rey del Mambo y se avecina un otoño-invierno cargado de emociones fuertes, cursos interesantes, talleres molones, actividades mil que van hacer de ti una nueva persona. Este es el momento para, para… TODO. Tú puedes y lo sabes.
Septiembre es un gran SÍ a los retos. Es un enero renovado, un año nuevo pero con regusto de calorcillo y tú, alma de cántaro, vas y picas.
Tus neuronas en estos momentos se están descojonando, pero tú ni te enteras. Eres como McGiver, como Rambo, invencible. Ya te pueden tirar balas que no te da ni una.
No pasa nada. Te doy dos meses, venga que me estiro: ¡que sean tres! Lo que tardas en coger el día a día, que te invada la rutina, que las neuronas se desparramen a sus anchas, que los madrugones te cuelguen las ojeras de todos los años, que te des cuenta que cuando sales del curro solo tienes ganas de irte para casa, que el invierno es frío y la pereza mala.
En fin. ¿Y qué? De momento es septiembre y tú puedes. Y yo puedo. Todos podemos comernos el mundo. Cuando haya que caerse ya nos caeremos juntos.
Yo ya me he apuntado a diestro y siniestro, sin conocimiento alguno y con un alevosía rebelde de este-año-voy-a-poder-sí-o-sí a Burlesque, hipopresivos, cardio-Dance. Para ello tuve que hacer un par de clases-prueba a finales de julio antes de embarcarme, para saber si realmente era yo remera para estos mares.
Lo de BURLESQUE es lo mío, no porque lo haga bien, sino porque tengo la capacidad de dejarme invadir por el espíritu de Dita Von Teese, venirme arriba en modo diva, divísima y ríete tú de la Duval bajando las escaleras en sus tiempos de vedette.
De los tropezones hago espectáculo, cuando no sigo a la profe considero que estoy creando coreografía propia y si me piso la boa es solo para dar más emoción.
Todos los lunes, entro en el gimnasio, miro alrededor y solo veo el escenario del Moulin Rouge y yo cual Nicole Kidman soy la diosa de esas cuatro paredes.
A ver…entendedme, me vuelvo a casa con un ego que no me entra por la puerta por el módico precio de 30 euros. ¿A ver quién da más?
También me he apuntado a CARDIO DANCE…
Vendría siendo un zumba pero venido a más. Mucho mejor. Lo da un profe requeté-salado que tiene el gran don de hacerte creer desde el momento uno que bailas bien.
Como la clase dura 50 minutos, cuando vas por la mitad tú ya te crees que eres el coro de baile de Beyoncé y para cuando acabas, entre sudores y chándales, eres mismamente la propia Beyoncé.
Imperdible. Estos subidones ayudan a llevar las temperaturas bajas que da gusto. Eso si sales con el corazón en la boca y con el ritmo cardiaco haciendo piruetas.
Otra cosa son los HIPOPRESIVOS…
Me apunté porque entre millón y medio de cosas para las que van bien, parece que también para reforzar la faja abdominal, y no me refiero a la de color carne que lleva Bridget jones, sino a esos músculos que deberían estar alineados en nuestro vientre y que en mi caso obviamente han optado por otros senderos.
Es llegar a la clase y a los 10 minutos querer huir, salir, correr, perderme, coger un tren con destino Yakarta donde mi profesor no pueda encontrarme nunca. El tipo es un profesional como la copa de un pino y no deja que te desvíes de la posición ni medio milímetro. Se acerca por detrás y me dice mientras yo estoy echando el higadillo:
- ¿Estas cómoda?
Lo miro. No sé qué contestar. Es una pregunta trampa, fijo. El tipo me ladea y me contonea y me pone en una posición aún más dura y me dice:
- Pues ahora ya no.
En esos momentos me parece poco más que el Doctor Infierno. Pero no pasa nada, solo es Septiembre. Supongo que acabaré cogiendo rutina (o que Dios me dará fuerzas) para seguir y aprender. Es el ‘deporte’ más difícil que he hecho hasta la fecha.
Ni comparación con las duras clases de spinning.
Salgo de allí como si hubiera hecho una hazaña monumental o llevara descargando barcos dos horas. Tremendísimo.
A todo lo anterior súmale cursos varios que he de realizar en pro de mi actividad principal, o sea el marketing, que llevan su rato, su dedicación, su estudio y su puesta en práctica. Échale un poco de paciencia y ganas y a remover con cariño a ver qué tal sale la mezcla.
Yo ya voy poniendo de mi parte. Hace dos semanas que empecé con las vitaminas y tengo la nevera repletita de Red Bulls. Una foto de J.Lo en la puerta del frigorífico que me ayude a seguir con mis propósitos y dinerito ahorrado para calefacción este invierno.
Así, pues, tíramelo todo, que este año sí que puedo, y si no, como decía mi abuela: “haré un poder”.
Apreciados lectores… ¡que empiece la fiesta! Que la maquinaria se ponga en marcha otra vez.
Y vosotr@s, ¿habéis renovado objetivos? ¿Que os depara esta nueva temporada?
#YoNoSoyGente #yVosotrosTampoco #NosPonemosEnmarcha