Sorry septiembre, no eres mi tipo.

Sorry septiembre, no eres mi tipo. Se que tienes tantos fans como detractores. Apúntame en la segunda lista, por favor.

A ver un momento, ¡que quede claro!: nos pasamos un año quejándonos de la maldita rutina que se apodera de nuestros días y luego resulta que, porque nos pegamos quince días de vacaciones, ¿volvemos deseosos de más de lo mismo? Hola ¿Qué tal? El calor nos ha reblandecido la neurona o ¿what?

September? I hate it!

Oye, que esta genial que cada uno se engañe como quiera. Servidora después de estar once meses y medio dando vueltas en la rueda cual hámster, dos tristes semanitas (que en mi caso ha sido una) no me dan para echar de menos la rutina. En todo caso me dan para echar de menos la buena vida, o simplemente la vida, porque el resto queridas, llamarlo X, pero yo lo llamo sucedáneos.

¿La vuelta al curro? Si, todo bien. Gracias. Súper contenta.

Dicen que nos acostumbramos a todo, pues yo a la vida bohemia también me acostumbraría. “No, mujer ¡que te aburrirías”, me dice la gente.

A ver un momento… ¿me estas contando que teniendo todo el tiempo del mundo para invertir a voluntad y placer me aburriría? Ayss, no queridas. Esto os lo firmo y os lo sello cuando queráis.

Septiembre es el último cubata de la noche, ese que te sabe un poco aguado. La grieta en la hamaca de verano. Los chiringuitos bajando persiana. La rebequita por la mañana. El adiós a la sal en la piel. A la brisa cálida que te entra por la ventanilla del coche y te hace sonreír. A dormir en braguitas. Y a gozar del ventilador. A permitirte excesos. Esos tintos de verano que jamás te sabrán igual en otoño. ¡Acéptalo!

Pero lo llevo bien y tal…

Empiezo septiembre, sin planes. Sin cursos. Sin talleres. Sin actividades previstas. Sin querer pensar en la rutina. Sin imponerme nada. Intentando conservar al máximo esa libertad conquistada hace apenas unas semanas. Este va a ser un Septiembre “a verlas venir”, a “sorpréndeme”, a “tú mismo lo que quieras traer”. Ya se encargará el invierno de llenarme de obligaciones.

Septiembre a lo Fonsi: Despacito.

A lo Madonna: Slow Down mami.

Septiembre a lo cubano: A calzón quitao.

Septiembre en pelotas y punto. No esperes que sea yo la que te eche una mano para asentar tu reinado. Paso de tu tiranía disfrazada de rutina conciliadora.

No quiero ser pasto de fascículos, colecciones y calendarios que nada tienen que ver conmigo. Voy a exprimir al máximo los cuatro días de verano que me quedan. Empezaré el otoño cuando yo quiera y no cuando diga El Corte Inglés.

Pero oye, que me alegro yo de esas personas que son felices de reencontrarse con la rutina, los días cortos, los trabajos largos y el tiempo escaso. Con la mantita en el sofá y con los “el otoño va bien porque te organizas”. Olé y Olé por vosotros.

Me declaró desorganizada, bohemia y anti-otoño. De lo de trabajar 350 días del tirón ¡mejor ni hablamos!

¡Yo, como la Rosalía dice “Si es que jo he nascut per ser miliònaria!”

Jones is back.

J**er ¡que bajona llevo!

 

 

 

 

#YoNoSoyGente #YVosotrosTampoco #BajonaPostVacacional #OdioSeptiembre

 

¡OJO CON SEPTIEMBRE!

Septiembre es peligroso. Traicionero. Chungo. Liante. Falso.

Porque vienes de vacaciones tranquilo, descansado, con las neuronas alineadas y listas para dar guerra, con las baterías cargadas a tope  y los ánimos en modo Ganador de Gran Hermano, y te crees poco menos que Superman.

Y claro, te apuntas a esto y a lo otro. Dices que sí a todo. Repartes los días y los horarios creyendo que vas a tener tiempo. Haces y dispones con energía.

Eres el Rey del Mambo y se avecina un otoño-invierno cargado de emociones fuertes, cursos interesantes, talleres molones, actividades mil que van  hacer de ti una nueva persona. Este es el momento para, para… TODO. Tú puedes y lo sabes.

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Septiembre es un gran SÍ a los retos. Es un enero renovado, un año nuevo pero con regusto de calorcillo y tú, alma de cántaro, vas y picas.

Tus neuronas en estos momentos se están descojonando, pero tú ni te enteras. Eres como McGiver, como Rambo, invencible. Ya te pueden tirar balas que no te da ni una.

No pasa nada. Te doy dos meses, venga que me estiro: ¡que sean tres! Yo no soy gente, Historias reales, mundo surrealista, Ojo con Sepiembre, hello september, ojerasLo que tardas en coger el día a día, que te invada la rutina, que las neuronas se desparramen a sus anchas, que los madrugones te cuelguen las ojeras de todos los años, que te des cuenta que cuando sales del curro solo tienes ganas de irte para casa, que el invierno es frío y la pereza mala.

En fin. ¿Y qué? De momento es septiembre y tú puedes. Y yo puedo. Todos podemos comernos el mundo. Cuando haya que caerse ya nos caeremos juntos.

Yo ya me he apuntado a diestro y siniestro, sin conocimiento alguno y con un alevosía rebelde de este-año-voy-a-poder-sí-o-sí a Burlesque, hipopresivos, cardio-Dance. Para ello tuve que hacer un par de clases-prueba a finales de julio antes de embarcarme, para saber si realmente era yo remera para estos mares.

Yo no soy gente, Historias reales, mundo surrealista, Ojo con Sepiembre, hello september 5Lo de BURLESQUE es lo mío, no porque lo haga bien, sino porque tengo la capacidad de dejarme invadir por el espíritu de Dita Von Teese, venirme arriba en modo diva, divísima y ríete tú de la Duval bajando las escaleras en sus tiempos de vedette.

De los tropezones hago espectáculo, cuando no sigo a la profe considero que estoy creando coreografía propia y si me piso la boa es solo para dar más emoción.

Todos los lunes, entro en el gimnasio, miro alrededor y solo veo el escenario del Moulin Rouge y yo cual Nicole Kidman soy la diosa de esas cuatro paredes.

A ver…entendedme, me vuelvo a casa con un ego que no me entra por la puerta por el módico precio de 30 euros. ¿A ver quién da más?

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También me he apuntado a CARDIO DANCE…

Vendría siendo un zumba pero venido a más. Mucho mejor. Lo da un profe requeté-salado que tiene el gran don de hacerte creer desde el momento uno que bailas bien.

Como la clase dura 50 minutos, cuando vas por la mitad tú ya te crees que eres el coro de baile de Beyoncé y para cuando acabas, entre sudores y chándales, eres mismamente la propia Beyoncé.

Imperdible. Estos subidones ayudan a llevar las temperaturas bajas que da gusto. Eso si sales con el corazón en la boca y con el ritmo cardiaco haciendo piruetas.

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Otra cosa son los HIPOPRESIVOS…

Me apunté porque entre millón y medio de cosas para las que van bien, parece que también para reforzar la faja abdominal, y no me refiero a la de color carne que lleva Bridget jones, sino a esos músculos que deberían estar alineados en nuestro vientre y que en mi caso obviamente han optado por otros senderos.

Es llegar a la clase y a los 10 minutos querer huir, salir, correr, perderme, coger un tren con destino Yakarta donde mi profesor no pueda encontrarme nunca. El tipo es un profesional como la copa de un pino y no deja que te desvíes de la posición ni medio milímetro. Se acerca por detrás y me dice mientras yo estoy echando el higadillo:

  • ¿Estas cómoda?

Lo miro. No sé qué contestar. Es una pregunta trampa, fijo. El tipo me ladea y me contonea y me pone en una posición aún más dura y me dice:

  • Pues ahora ya no.

En esos momentos me parece poco más que el Doctor Infierno. Pero no pasa nada, solo es Septiembre. Supongo que acabaré cogiendo rutina (o que Dios me dará fuerzas) para seguir y aprender. Es el ‘deporte’ más difícil que he hecho hasta la fecha.

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Ni comparación con las duras clases de spinning.

Salgo de allí como si hubiera hecho una hazaña monumental o llevara descargando barcos dos horas. Tremendísimo.

A todo lo anterior súmale cursos varios que he de realizar en pro de mi actividad principal, o sea el marketing, que llevan su rato, su dedicación, su estudio y su puesta en práctica. Échale un poco de paciencia y ganas y a remover con cariño a ver qué tal sale la mezcla.

Yo ya voy poniendo de mi parte. Hace dos semanas que empecé con las vitaminas y tengo la nevera repletita de Red Bulls. Una foto de J.Lo en la puerta del frigorífico que me ayude a seguir con mis propósitos y dinerito ahorrado para calefacción este invierno.

Así, pues, tíramelo todo, que este año sí que puedo, y si no, como decía mi abuela: “haré un poder”.

Apreciados lectores… ¡que empiece la fiesta! Que la maquinaria se ponga en marcha otra vez.

Y vosotr@s, ¿habéis renovado objetivos? ¿Que os depara esta nueva temporada?

#YoNoSoyGente #yVosotrosTampoco #NosPonemosEnmarcha

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SINDROME POST-VACACIONAL: ESE LUJO…

Hablemos claro: El síndrome post-vacacional es un lujo. Es algo que en estos momentos no le está pasando a casi un 25% de la población, lo que hace que pase a ser casi objeto de deseo.

Yo no soy gente, Historias reales, Mundo surrealista, Sindrome postvacacional, lujo vacaciones, trabajo, vuelta al trabajo 2Así a nivel definitorio serían esas cosquillitas de mala leche que comienzan 2-3 días antes de que tus vacaciones pasen a la historia y que te dura, en el mejor de los casos, la primera semana de la vuelta a tu hábitat habitual, llámese curro de turno.

Sí. Llegó el momento de abandonar esos desayunos interminablemente largos en los que café en mano y bocata de jamón a la derecha, te leías hasta los anuncios del Diario. La buena vida, la playa, el tinto de verano de las 12 y el cubatita después de la cena: Finiquitado. Contra antes lo asumas más rápido avanzaremos.

Septiembre es AÑO NUEVO, momento de propósitos y buenas intenciones, así que vamos a intentar llevar éste retorno lo mejor posible para no hacernos daño.

Y en silencio, por favor, cómo las almorranas.

Que cómo le hables del síndrome post-vacacional a un parado de larga duración, te llevas de souvenir los cinco dedos marcados en la mejilla, así que un poquito de respeto.

Ahí van algunos tips:


Yo no soy gente, Historias reales, Mundo surrealista, Sindrome postvacacional, lujo vacaciones, trabajo, vuelta al trabajo 60Volver unos días antes para aclimatarse. Ni de coña. Eso es una tontería in extremis. Un desperdicio de días. Un tiempo perdido en un limbo que ni es una cosa ni otra.

Tú vuelves con el coche cargado de tu lugar vacacional a la oficina. Con el último flotador aún medio hinchado y resto de arena en los pies.

¿Quién ha inventado la palabra “aclimatarse”? Una tontá. Te recuerdo que te quedan 51 semanas de aclimatación, días cortos y grises y lluvias mil. Así que tú a lo tuyo, a exprimir tus días #comosinohubieraunmañana.


Aprovecha el efecto “lavado de cerebro” para hacer que tu reentré en el hábitat laboral sea más llevadera. El tiempo vacacional que es sabio y todo lo borra, hace que no recuerdes que tu compañero de trabajo es un poco mamón y la del fondo una bruja con escoba incluida.

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Llegas y en una explosión de “ficticia amistad” los besas y los palmeas como si fueran tus amigos íntimos que has echado muchísimo de menos.

Es un espejismo que dura apenas una semana pero que te ayuda a amortiguar el golpe de los 6381 emails que te esperan.


Tira de café. Vale, habías dicho que en cuanto volvieras te dabas a la vida sana. Beber agua, tisanas y disminuir la dosis de cafeína. Correcto. Pero, ¿es cafenecesario quitarse todos los pequeños vicios a la vez? ¿Y la primera semana post-vacacional? Olvídalo.

Tomate 7 cafés o que te lo inyecten en vena. Mantener los ojos abiertos los primeros días es una heroicidad que has perdido junto a la cotidianidad del atasco de tráfico mañanero.


Yo no soy gente, Historias reales, Mundo surrealista, Sindrome postvacacional, lujo vacaciones, trabajo, vuelta al trabajo15Ni se te ocurra hacer dieta. Te recuerdo que, al igual que el punto 1, para este menester tienes 51 semanas. ¿Vas a iniciarte ésta? Déjalo.

El hecho de quitarte los calamares fritos, el helado de dos bolas y el gin-tonic cargadito ya va a hacer que la barriga vaya volviendo a recuperar su posición habitual. Para una dieta más severa, esperar a que pasé septiembre.


Y por lo que más quieras: NO pisar El Corte Inglés bajo NINGÚN
concepto.
Siempre fue “adelantado a su época”, pero ahora además de anticuado es hasta molesto.

Lleva anunciando “La Vuelta a…” desde Julio, así que pisarlo en Septiembre es querer una muerte lenta y dolorosa mientras por los altavoces te anuncian todo tipo de obligaciones y cosas que necesitas.

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Huir de él como de la peste. Es el diablo disfrazado de pepito grillo.


No pongas la tele. ¡Por Dios! El bombardeo de “cursos prácticos” hiere más que las balas. Increíble. Cómo montar tus propios barcos, bolillos por fascículos, aprenda ruso de forma fácil. ¡No fastidies! Hay cosas que no se pueden aprender a distancia y otras que simplemente ¡No son fáciles!

Bueno y la de colecciones que salen son para echar unas risas: colección de chapas antiguas de sidra de Vasconcios del Norte o de mini teteras de porcelana o de artículos Premium de Barbie. ¡Basta, por favor!

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No liarse en ninguna de estas tonterías, que traemos todos la Visa reventada del verano y sabemos de antemano que los fascículos se acumulan en casa de semana en semana sin echarles ni tan siquiera un vistazo y las mini teteras solo nos van a servir para darnos más faena a la hora de quitar el polvo.


Yo no soy gente, Historias reales, Mundo surrealista, Sindrome postvacacional, lujo vacaciones, trabajo, vuelta al trabajo156La vuelta al hogar, depende de dónde vivas, puede representar el fin del verano tal y como lo conocemos: con su sol, su calorcito, su brisita.

Si es tu caso, y en tu lugar de origen vas a volver a 13-15 grados fresquitos, lo más importante:

NO hagas el cambio de armario. Resiste.

Cómo mucho una Rebequita. Aguanta las minifaldas. Luce sandalias hasta que sientas los dedos de los pies como corchos. No hay nada más deprimente que acabar las vacaciones y pasar ipso facto a la ropa de otoño. Es el fin de los fines.


Haz cervecitas, cafés, refrescos, comidas y cenas con tus amigos. Disfruta del reencuentro. Las historias de cada uno durante sus vacaciones. Los destinos. Los países exóticos. El veraneo en el pueblo. La fabada de la yaya. Todo vale. Estos momentos en buena sintonía, regalaran una dosis de endorfinas y buen rollo a tu cuerpo.

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Y hablando de endorfinas: Deporte con moderación al regreso. Que te Yo no soy gente, Historias reales, Mundo surrealista, Sindrome postvacacional, lujo vacaciones, trabajo, vuelta al trabajo132conozco bacalao. Vas a ir al gym a probar todas las clases que no has probado en un año.

Vas a sudar más que Laurence de Arabia en el Sahara y a deshidratarte al momento dos. Moderación y paciencia, porque las 70 cervezas del verano no se te van a ir en la primera clase de spinning.


Y último. Pasé lo que pasé, te encuentres cómo te encuentres: NO reconozcas nunca que tienes síndrome post-vacacional. Así tengas ganas de echarte a llorar un mes seguido cuando suena el despertador. Eso le pasa mucho a la gente pero tú: TU NO ERES GENTE y yo tampoco.

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¡Ahí lo dejo! Ahora que cada uno haga lo que pueda. Porque lo que sí que es irreversible es que las vacaciones han acabado, los abrigos están en los escaparates, en dos días estaremos oliendo los turrones y nos perseguirá el Gordo de Navidad antes de que nos demos cuenta.

Acepto sugerencias, ideas y mejoras para sobrellevar la reentré y éste síndrome postvacacional… #queporsupuestoyonotengo

Que conste que estoy estupendamente y lo llevo súper bien…

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Por cierto, que tenéis post en mi otro blog: Cuidatuimagen.

GRANNY SHOES: ¿Pueden ser más feos estos zapatos?

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